Desliz

27: Enfrentando la realidad

Días más tarde, después de varias noches de entrenamientos y momentos llenos de conexión con Max, Lara se dio cuenta de que había algo diferente en ella. Se sentía cansada, y algo en su interior le decía que debía prestarle atención.

Fue una mañana, justo antes de salir para una sesión de práctica, que decidió hacerse una prueba de embarazo. Con el corazón acelerado, entró al baño y, tras unos minutos que le parecieron eternos, vio el resultado. El miedo y la ansiedad la invadieron al instante.

Mientras trataba de procesar la noticia, se dio cuenta de que Max sería la primera persona con la que hablaría. Sabía que necesitarían ser sinceros el uno con el otro. La incertidumbre llenaba el aire mientras se dirigía a la pista de patinaje.

Cuando llegó, Max estaba esperándola, y la sonrisa en su rostro hizo que su corazón latiera más rápido.

—¡Lara! ¡Qué bueno verte! He estado pensando en una nueva rutina para ti.

—Max, tengo que hablar contigo. Es algo importante.

El tono serio en su voz hizo que la sonrisa de Max se desvaneciera.

—¿Todo bien?

—No estoy segura. Necesito que escuches lo que tengo que decir.

Max asintió, y ambos se sentaron en un banco al borde de la pista.

—¿Qué pasa?

—He estado sintiéndome rara últimamente, y... me hice una prueba de embarazo.

El silencio se instaló entre ellos, y Max la miró con sorpresa.

—¿Y?

Lara tragó saliva, sintiendo el peso de la noticia.

—Estoy embarazada, Max.

Las palabras colisionaron en el aire, y Max la miró con una mezcla de confusión y preocupación.

—¿Estás segura?

—Sí, lo estoy. Lo confirmé esta mañana.

Ambos se quedaron en silencio, procesando la noticia. Lara sintió cómo las lágrimas comenzaban a asomarse.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó ella, su voz temblando.

Max se acercó, tomando su mano con suavidad.

—Lara, no estás sola. Vamos a enfrentarlo juntos.

La mirada de Max le dio un poco de consuelo, pero Lara sabía que la realidad era complicada.

—No sé cómo decírselo a mis padres. Ellos tienen tantas expectativas de mí, y esto cambiará todo.

—Haremos lo que tengamos que hacer. Lo más importante es que estamos juntos en esto.

Lara sintió el peso de sus palabras, pero también una chispa de esperanza.

—¿Y qué pasa con tu carrera? ¿Y el patinaje?

Max sonrió suavemente, como si intentara transmitirle tranquilidad.

—Podemos encontrar un camino que funcione. Lo que importa es que estemos ahí el uno para el otro.

Esa tarde, mientras practicaban juntos, Lara sintió un renovado sentido de propósito. La vida podría estar llevándola en una dirección inesperada, pero con Max a su lado, sentía que todo era posible.

Ambos sabían que tendrían que enfrentar desafíos, pero también estaban decididos a luchar por su amor y su futuro, sin importar lo que viniera.

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