33: El momento se acerca

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Las semanas se sucedieron rápidamente, y el tiempo parecía volar. Lara ya se encontraba en el octavo mes de embarazo y su barriguita era cada vez más prominente. A medida que se acercaba el día del parto, el entusiasmo y la ansiedad se entrelazaban en su corazón. Ella sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre, y aunque el miedo a lo desconocido a veces la abrumaba, la emoción de conocer a Valentina superaba cualquier temor.

Una mañana, mientras Lara tomaba su desayuno, Clara llegó a su casa.

—¿Estás lista para la última sesión de entrenamiento antes de la llegada de la bebé? —preguntó Clara, con una gran sonrisa en el rostro.

—Listísima, pero un poco nerviosa. No quiero dejar que la ansiedad me gane.

—Es normal. Pero recuerda que has trabajado muy duro y has llegado lejos. Además, ¡hoy es solo para divertirse!

Lara asintió, sintiéndose un poco más aliviada por las palabras de su amiga. El entrenamiento sería una forma de soltar la tensión acumulada y, a la vez, un momento para disfrutar de lo que amaba hacer.

Al llegar a la pista, el ambiente estaba cargado de energía. Max ya estaba allí, organizando algunos ejercicios para que Lara pudiera mantenerse activa sin forzar su cuerpo. Ella lo observó mientras hablaba con otros patinadores, y su corazón se llenó de amor. Había algo en su forma de ser que la hacía sentir segura y protegida.

—¿Listas? —preguntó Max, dirigiéndose a Lara y Clara con una sonrisa.

—Sí, pero recordá que soy un poco más torpe que antes, —respondió Lara con una risa nerviosa.

—Nada de eso. Solo concéntrate en disfrutar. Te prometo que no te dejaré caer.

Max le ofreció su mano y juntos comenzaron a patinar suavemente. Clara se unió a ellas, creando una atmósfera divertida y relajada. Mientras Lara se movía por la pista, sintió cómo la música llenaba su alma, y aunque su cuerpo estaba un poco más pesado, su espíritu seguía siendo ligero.

Durante el entrenamiento, Lara y Clara hicieron algunos ejercicios de calentamiento y luego pasaron a la práctica de algunos movimientos sencillos. Max les daba indicaciones y correcciones, pero siempre con un tono alentador.

—¡Eso es, Lara! ¡Así se hace! —la animaba Max.

Mientras Lara giraba, sintió una ligera contracción en su abdomen, pero no le dio demasiada importancia. Sabía que eran solo parte del proceso, así que continuó, disfrutando cada momento.

Sin embargo, al finalizar la práctica, las contracciones comenzaron a ser un poco más frecuentes. Clara lo notó y se acercó a Lara, preocupada.

—Lara, ¿estás bien? Te ves un poco pálida.

—Sí, solo un poco de cansancio, creo.

—¿Estás segura? Tal vez deberías descansar.

—No, no quiero dejar de entrenar ahora. Quiero sentirme activa hasta el final.

Max se acercó al ver la preocupación en los rostros de Clara y Lara.

—Chicas, creo que es hora de que Lara descanse un poco. A veces, es mejor escuchar a nuestro cuerpo.

—Está bien, Max. Solo necesito un pequeño respiro.

Lara se sentó en una de las bancas a un costado de la pista. A medida que respiraba profundamente, sintió cómo las contracciones se hacían más intensas. Las dudas comenzaron a asaltarla. ¿Estaba realmente lista para ser madre?

Clara se sentó a su lado, notando el nerviosismo en el rostro de su amiga.

—Lara, ¿qué pasa? Te noto rara.

—Es solo que... no sé si estoy lista para esto.

—Es completamente normal tener miedo. Pero recuerda, no estás sola. Tienes a Max y a todos nosotros.

Lara miró a su alrededor, viendo a Max organizando algunas cosas y sonriendo con sus amigos. Se dio cuenta de que, a pesar de las dudas, había construido una red de apoyo increíble.

—Tienes razón. Estoy tan agradecida de tenerte a mi lado, Clara.

—Siempre estaré aquí para vos, Lara.

Cuando Max se acercó nuevamente, pudo ver la expresión preocupada de Lara.

—¿Estás bien, amor?

—Creo que estoy teniendo algunas contracciones. No sé si debería preocuparme.

—No hay necesidad de entrar en pánico. Es normal que empieces a sentir eso a esta altura del embarazo. Pero vamos a ir a revisar, solo por si acaso.

Lara asintió, sintiendo cómo su corazón comenzaba a acelerarse. A medida que se levantaban, la realidad de que la llegada de Valentina era inminente comenzó a calar hondo en su mente.

Max la tomó de la mano y la condujo hacia el auto. El trayecto hacia el hospital fue breve, pero Lara sintió cada minuto como una eternidad.

—Todo va a estar bien amor. Estoy con vos —le dijo Max, dándole un apretón en la mano.

Al llegar al hospital, la atmósfera cambió drásticamente. Una enfermera las recibió y las condujo a una sala de examen.

—Vamos a hacerte algunos estudios para ver cómo está todo.

Lara sentía el corazón en la garganta mientras se recostaba en la camilla. Los minutos se hicieron eternos mientras esperaban los resultados, pero la mano de Max entrelazada con la suya le daba fuerzas.

—Nunca te dejaré, Lara. Estamos juntos en esto —susurró él, con una expresión seria pero amorosa.

Finalmente, la doctora ingresó a la sala.

—Hola, Lara. He revisado tus resultados y todo está bien, pero creo que deberíamos hacerte un seguimiento más cercano. Las contracciones son normales, pero queremos asegurarnos de que estés bien.

—¿Significa eso que... podría ser pronto? —preguntó Lara, con una mezcla de emoción y miedo.

—Es posible. Te mantendremos en observación un rato más, pero no te preocupes. Aún tienes tiempo.

Mientras la doctora explicaba, Lara sintió cómo el miedo se transformaba en una profunda emoción. Estaba a punto de ser madre, y aunque el camino no sería fácil, sabía que contaba con el amor de Max y el apoyo de sus amigos.

Esa noche, mientras se acomodaban en la cama del hospital, Lara sintió que el mundo estaba a punto de cambiar. Pero esta vez, estaba lista para lo que viniera.

@laragarcia ha añadido una nueva historia

parece que Valen ya quiere salir @maxandrade

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parece que Valen ya quiere salir @maxandrade

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