El tiempo pasaba mientras Lara se encontraba en el hospital. Cada momento era una mezcla de emoción, ansiedad y una anticipación abrumadora. Finalmente, después de varias horas de monitoreo y con las contracciones en aumento, la doctora decidió que era hora de preparar a Lara para el parto.
—Hoy es el día, Lara. —le dijo Max, sosteniendo su mano con firmeza. Su mirada era intensa y llena de amor.
—¿Estás seguro? —preguntó Lara, sintiendo la adrenalina subir por su cuerpo.
—Al parecer si mi amor ¡Es hora de conocer a nuestra hija!
El procedimiento comenzó, y a medida que el tiempo avanzaba, Lara se dio cuenta de que estaba a punto de cruzar un umbral que cambiaría su vida para siempre. Con cada contracción, su fuerza se renovaba, y sabía que todo el dolor valdría la pena al final.
Finalmente, después de horas de esfuerzo y determinación, Lara dio a luz a Valentina. El llanto de su hija resonó en la sala, y un torrente de emociones la inundó.
—Es perfecta, Lara. ¡Mirá! —dijo Max, con lágrimas de alegría en sus ojos mientras sostenía a su pequeña en brazos.
Lara la miró con amor infinito, sintiendo que su corazón se expandía. La conexión que sintió en ese momento era indescriptible, como si Valentina siempre hubiera estado destinada a estar con ellos.
@maxandrade y @laragarcia
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bienvenida Valentina Andrade, te amamos hija
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La familia comenzó a recibir visitas. Amigos y familiares se turnaban para conocer a la recién nacida, y Lara se sintió rodeada de amor. Sin embargo, había una sorpresa que estaba por llegar, una que ni siquiera podía imaginar.
Una semana después, ya en casa y disfrutando de la rutina como nuevos padres, Max y Lara estaban sentados en el sofá cuando el timbre sonó.
—¿Quién será? —preguntó Lara, mientras se levantaba con un leve dolor en la espalda.
—No tengo idea. Voy a ver. —dijo Max, sonriendo mientras se dirigía a la puerta.
Al abrir, se encontró con un grupo de amigos: Clara, varios compañeros de patinaje y algunos amigos cercanos. Todos estaban sonriendo, llevando consigo una enorme caja decorada con globos.
—¡Sorpresa! —gritaron al unísono, llenando la entrada con risas y alegría.
—¿Qué está pasando? —preguntó Max, atónito.
Clara fue la primera en hablar.
—Sabemos que ser padres es un gran cambio, y queríamos hacer algo especial por ustedes. Así que... ¡hemos conseguido un nuevo departamento!
Max y Lara intercambiaron miradas de sorpresa.
—¿Qué? —exclamó Lara, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.
—Sí, —continuó Clara—, no solo un departamento, sino uno con una habitación diseñada especialmente para Valentina. ¡Vengan a verlo!
La familia se apresuró hacia el auto, y Max y Lara siguieron a sus amigos con una mezcla de emoción y confusión. Mientras caminaban hacia el edificio, Max tomó la mano de Lara, y ella sintió que la presión en su pecho comenzaba a aliviarse.
Al llegar, los amigos abrieron la puerta del departamento, revelando un espacio luminoso y acogedor.
—¡Bienvenidos a su nuevo hogar! —anunciaron todos, emocionados.
Lara se quedó boquiabierta al ver la habitación destinada a Valentina. Había una cuna blanca con detalles en rosa y una pared decorada con mariposas, todo en tonos suaves que invitaban a la calma.
—No puedo creerlo. ¡Es hermoso! —dijo Lara, mientras lágrimas de felicidad brotaban de sus ojos.
—Hicimos todo lo posible para que este lugar se sienta como un hogar para ustedes, —dijo uno de los amigos.
—Estamos tan agradecidos, —respondió Max, sintiéndose abrumado por la generosidad de sus amigos.
A medida que recorrían el departamento, Lara se dio cuenta de que este no era solo un lugar físico; era un símbolo de apoyo, amor y la nueva vida que estaban a punto de comenzar. Cada rincón del departamento resonaba con la promesa de momentos felices.
Después de ver todo, Lara se volvió hacia Max.
—No sé cómo agradecerles. Esto es simplemente increíble.
—Es solo un pequeño gesto para celebrar la llegada de Valentina y el comienzo de su nueva vida. —dijo Clara, abrazándolas a ambas.
La emoción llenó la habitación, y la alegría compartida hizo que todos se sintieran más unidos que nunca. Max miró a Lara, y en su mirada había una promesa silenciosa de que, pase lo que pase, siempre estarían juntos.
—No puedo esperar a que Valentina crezca aquí, —dijo Lara, sonriendo mientras acariciaba su pancita, ya casi inexistente.
—Y va a tener un montón de amigos y familiares para apoyarla, —agregó Max, sintiéndose agradecido por el amor que los rodeaba.
Esa noche, mientras se acomodaban en su nuevo hogar, Lara sintió que la vida estaba comenzando a tomar forma de una manera hermosa. Tenían un futuro brillante por delante, lleno de posibilidades, y aunque había desafíos por enfrentar, sabían que con amor y apoyo, todo era posible.
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Desliz
Novela JuvenilEn el mundo del patinaje, donde cada movimiento cuenta y cada salto es un desafio, Lara se ha convertido en una estrella brillante, conocida por su elegancia y destreza sobre el hielo. Sin embargo, detras de su exito, se esconde un vacio que sólo el...