25: Caminos cruzados

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Los días pasaban y Lara intentaba encontrar un equilibrio entre su vida familiar, el patinaje y su relación con Max. Las sesiones de entrenamiento se volvían cada vez más intensas, y ambos disfrutaban de los momentos que pasaban juntos, pero también había un aire de incertidumbre en el ambiente.

Una tarde, después de una intensa práctica, Lara decidió invitar a Max a su casa para estudiar juntos, ella necesitaba una compañia mientra estudiaba. Aunque la razón principal habia sido esa, Lara sabía que no podían evitar la química que había crecido entre ellos.

—¿Estás lista para un poco de estudio? —preguntó Max, sonriendo mientras se acomodaba en la silla de su habitación.

—Sí, aunque tengo la sensación de que no será solo estudiar —dijo Lara, guiñándole un ojo.

Ambos comenzaron a repasar temas de obstetricia, Max realmente se intereso en saber porque a Lara le apasionaba tanto su carrera, pero sus conversaciones se desvían rápidamente hacia anécdotas sobre su día a día y risas compartidas.

—Recuerdo la vez que casi me caigo en la pista. Tenía tanto miedo que no podía dejar de temblar.

—¿Y qué pasó?

—Logré mantenerme en pie, pero el jurado me miró con cara de "¿Qué está haciendo esta chica?".

Max se rió, y Lara sintió que su corazón se aceleraba.

—Tienes que prometerme que nunca dejarás que nadie te haga sentir menos. Eres increíble en lo que haces.

—Gracias, Max. Tus palabras siempre me animan.

Después de varias horas, Lara sintió que su mente se nublaba.

—¿Por qué no hacemos un descanso? Me estoy aburriendo de los libros.

—De acuerdo, ¿quieres ver algo en la tele? —sugirió Max, levantándose para buscar el control remoto.

Mientras buscaban un canal, Max la miró de reojo.

—¿Te gustaría salir un día de estos? Solo tú y yo.

—Me encantaría. Siento que necesitamos un tiempo para nosotros.

El ambiente se volvió más íntimo, y Lara sintió la necesidad de acercarse un poco más a Max.

—Sí, definitivamente. Quizás podríamos hacer algo divertido, como ir a un parque o algo así.

—Me parece una gran idea.

Mientras continuaban conversando, Lara se dio cuenta de que había una tensión palpable entre ellos. Ambos sabían que algo más que una amistad estaba surgiendo, y era emocionante y aterrador al mismo tiempo.

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La relación entre Lara y Max seguía creciendo. Cada encuentro se llenaba de complicidad y risas, y la tensión entre ellos aumentaba. Después de una semana de entrenamientos intensivos, ambos decidieron que era momento de tener una cita más formal.

Una noche, Max la llevó a un restaurante acogedor, lleno de luces tenues y música suave. Lara se sentía emocionada y un poco nerviosa. La cena transcurrió entre charlas sobre sus sueños, anécdotas del patinaje y risas que llenaban el aire.

—No puedo creer que hayas logrado hacer esos saltos en la pista —dijo Max, con una sonrisa traviesa—. ¿Cuántas veces te caíste antes de conseguirlo?

—Solo unas cuantas... o quizás más de lo que quisiera admitir —respondió Lara, riendo.

Al terminar la cena, decidieron dar un paseo por el parque cercano. La brisa suave de la noche les envolvía mientras caminaban juntos, sintiendo la conexión que los unía.

—¿Sabías que siempre quise patinar en la luna llena? —dijo Lara, mirando al cielo estrellado.

—¿Patinar en la luna llena? Eso suena como algo sacado de una película romántica. ¿Te gustaría hacerlo?

—Definitivamente. Es una de mis metas —dijo, mientras se detenía para mirarlo.

En ese momento, Max la miró a los ojos con una intensidad que la hizo sentir el corazón en la garganta.

—Lara, hay algo que quiero hacer... algo que he estado deseando desde hace tiempo.

Sin pensarlo dos veces, Max se acercó, y Lara sintió un hormigueo recorrer su cuerpo. Sus labios se encontraron en un beso suave, pero que rápidamente se intensificó. La química entre ellos era innegable.

Lara se perdió en el momento, sintiendo que todo lo demás desaparecía.

—Wow, eso fue... increíble.

—Sí, lo fue. Siento que teníamos que hacerlo.

Mientras se abrazaban, Lara sintió que el mundo se detenían en ese instante. Pero sabía que era solo el comienzo de una nueva etapa en su vida.

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