La semana posterior a la competencia fue intensa. Lara se sentía más motivada que nunca, con un nuevo enfoque en sus entrenamientos. Max había sido una fuente de inspiración constante, y no podía evitar sonreír cada vez que pensaba en sus palabras. Sin embargo, algo dentro de ella también crecía: la conexión que compartían iba más allá de ser simplemente entrenadora y patinadora.
Esa tarde, mientras entrenaban, Max le dio un descanso a Lara. Ella se sentó al borde de la pista, secándose el sudor de la frente con una toalla. Clari estaba a su lado, todavía animada por la última competencia.
—Sos una máquina, Larita. Lo hiciste de nuevo —le dijo ella, con entusiasmo.
—Gracias. Pero, honestamente, no lo podría haber hecho sin Max. Me ayuda a ver las cosas de otra manera.
—¿Y cómo lo ves? —preguntó Clara, sonriendo con picardía—. Porque claramente hay algo más entre ustedes.
Lara sintió que se le escapaba una risa nerviosa. Había algo cierto en lo que decía su amiga, pero no estaba lista para aceptarlo del todo.
—No sé a qué te referís —respondió, tratando de restarle importancia. Pero el rubor en sus mejillas delataba sus sentimientos.
—¡Vamos! Cada vez que él te mira, hay chispas. Y esa tensión en el aire, Larita, es innegable.
Mientras hablaban, Max se acercó, escuchando la última parte de la conversación. Lara se sintió un poco expuesta, pero la mirada de Max era neutral.
—¿De qué están hablando? —preguntó, arqueando una ceja.
Clari no dudó en responder.
—De cómo Lara y vos son como dos imanes. Es evidente que hay algo ahí.
Lara sintió que el corazón le daba un vuelco, pero Max solo sonrió, su expresión un tanto divertida.
—Bueno, no voy a negar que el entrenamiento es más interesante con Lara —dijo él, mirándola directamente—. Pero eso es parte del trabajo.
Lara sintió que se le subía la temperatura. Max tenía un talento especial para hacerla sentir en el centro de atención.
—Ojalá todo fuera solo trabajo —respondió Clari, guiñándole un ojo a Lara.
Max hizo un gesto para restarle importancia.
—El trabajo es lo más importante, y así debería ser. No quiero que se distraiga —dijo, manteniendo su tono serio.
Lara sintió que eso la desinflaba un poco. Pero al mismo tiempo, había un dejo de satisfacción en su mirada que no pasó desapercibido para ella.
—No te preocupes, Max. Estoy completamente enfocada en mis objetivos —contestó, desafiándolo un poco.
En ese momento, Max se acercó a Lara, sus ojos fijos en los de ella.
—Lo sé. Tienes talento. Solo no lo desaproveches por distracciones.
Lara sintió que la intensidad de su mirada la dejaba sin palabras. No podía negarlo: él la entendía mejor que nadie.
—Gracias, Max. Significa mucho que creas en mí —respondió, su voz un poco más suave de lo habitual.
La atmósfera se cargó de una tensión palpable, y ambos se miraron un momento más de lo que era apropiado. Max rompió el contacto visual, dando un paso atrás.
—Volvamos al entrenamiento. No hay tiempo que perder.
Lara sonrió, sintiéndose más animada. La conexión estaba ahí, y aunque todavía no lo reconocía por completo, la chispa se encendía en cada interacción.
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Desliz
Fiksi RemajaEn el mundo del patinaje, donde cada movimiento cuenta y cada salto es un desafio, Lara se ha convertido en una estrella brillante, conocida por su elegancia y destreza sobre el hielo. Sin embargo, detras de su exito, se esconde un vacio que sólo el...