30: Revelación

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Con cada día que pasaba, Lara se sentía más emocionada por la llegada de su bebé. La idea de ser madre comenzaba a convertirse en una aventura que ansiaba explorar, y junto a Max, comenzaron a planear la revelación de género.

Una tarde, mientras Lara estaba en la cocina preparando un poco de merienda, Max entró con una sonrisa traviesa.

—Tengo una idea —dijo, apoyándose en el marco de la puerta—.

—¿De qué se trata? —preguntó ella, intrigada.

—¡De la revelación de género! Creo que deberíamos hacer algo especial.

—¿Como una fiesta? Eso suena divertido.

—Exactamente. Podemos invitar a nuestros amigos y a nuestra familia.

Lara se emocionó, imaginando a todos reunidos, celebrando la llegada de su porotito.

—¿Y cómo lo haremos?

Max se acercó a la mesa y comenzó a anotar ideas en un cuaderno.

—Podríamos hacer algo temático, quizás con decoración rosa y azul. Y podemos tener vengalas de humo que revelen el color.

—¡Eso suena genial! Me encanta la idea de las vengalas.

Comenzaron a hacer una lista de personas a las que invitarían.

—Debemos invitar a tus padres, mis amigos del patinaje y a mis compañeros de la facultad. Quiero que todos estén involucrados.

—Sí, eso es importante. Y no podemos olvidar a mi mejor amiga, Clara.

—Por supuesto. Quiero que ella esté aquí, siempre ha estado a tu lado.

Mientras planeaban, Lara sintió una oleada de alegría al pensar en todos sus seres queridos reunidos para celebrar un momento tan especial.

—¿Cuándo deberíamos hacerlo? —preguntó Max, pensando en el calendario.

—Quizás el próximo fin de semana. Eso nos daría tiempo suficiente para organizarnos.

—Perfecto. Entonces, ¡a trabajar!

Durante la semana, Lara y Max se dedicaron a preparar todo para la revelación. Fueron a la tienda a comprar decoraciones, globos y un vestido especial para la ocasión.

El día de la revelación, Lara se despertó con una mezcla de nervios y emoción. Se vistió con un lindo vestido blanco que resaltaba su pancita y se preparó para el evento.

—¿Estás lista, mamá? —le preguntó Max, al entrar a la habitación con una sonrisa radiante.

—Casi. Solo necesito asegurarme de que todo esté listo.

—No te preocupes, yo me encargaré de la decoración. Solo relájate y disfruta.

Con la ayuda de sus amigos y familiares, la casa se transformó en un lugar mágico, lleno de globos rosas y azules. Había banderines, mesas decoradas con dulces y un gran pastel que Max había encargado especialmente para la ocasión.

Cuando los invitados comenzaron a llegar, Lara sintió que la emoción la invadía. Todos estaban allí para celebrar con ella y Max, y la atmósfera estaba llena de risas y buenos deseos.

—¡Hola, Lara! —gritó Clara, abrazándola con fuerza—. ¡No puedo creer que ya estés a punto de ser mamá!

—Clara no exageres, faltan aun como 4 meses - le respondio entre risas -  Gracias por venir amiga, no podria hacerlo sin vos.

A medida que más personas llegaban, la casa se llenó de amor y risas. Lara se sintió afortunada de tener a tantos seres queridos a su alrededor.

Finalmente, llegó el momento que todos estaban esperando. Max se subió a una pequeña tarima para hablar.

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