El juego de la atracción

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Desde el otro lado de la pista, mis ojos no podían apartarse de Mia. Después de que Alisson se fue a bailar con Joshua, Mia se había refugiado en un sillón, deslizando distraída su dedo sobre la pantalla de su celular, como si la fiesta no existiera para ella. Mientras tanto, una chica que apenas conocía trataba de coquetearme, pero mi mente estaba en otro lugar. O, mejor dicho, en otra persona.

Mia. Maldita sea, esta chica tenía una habilidad innata para hacerme perder el control. Y ni siquiera lo sabía.

De repente, comenzó a sonar "Fantasize" de Ariana Grande, la canción envolviendo el aire con su ritmo seductor. Cada nota parecía coincidir con el calor que sentía al mirarla. Mia estaba ahí, tan tranquila, ajena a la forma en que me tenía totalmente atrapado. Me pasé una mano por el cabello, frustrado. No podía dejar que me viera de esa forma. Yo era Alex Hill, y no caía tan fácil... excepto cuando se trataba de ella.

Sharon, la chica frente a mí continuaba hablando, pero sus palabras se volvían ruido blanco en mi cabeza.

—Lo siento, debo irme —dije sin mirarla, dejándola atrás sin una segunda mirada.

Caminé directo hacia Mia. Cada paso que daba era como si el tiempo se ralentizara, el ritmo de "Fantasize" acompañándome, cada verso susurrado en la canción alimentando mi decisión. Tenía que bailar con ella. Ahora. Cuando llegué a su lado, bloqueé la pantalla de su celular con mi mano.

—¿Qué haces, Alex? —preguntó ella, levantando la vista, su mirada cargada con esa mezcla de irritación y diversión que siempre me hacía querer más.

—Ven a bailar conmigo —le solté, sin rodeos.

Ella levantó una ceja, divertida. Sabía que me estaba desafiando, y lo hacía a propósito.
—¿Por qué debería? —respondió, su tono sarcástico, pero juguetón.

Me incliné un poco más cerca, sin perder mi sonrisa.
—Porque quiero bailar contigo. Y lo sabes.

La vi debatirse, aunque era obvio que estaba disfrutando del juego. Después de un segundo, suspiró y guardó su teléfono.
—Solo una canción —dijo, como si estuviera haciendo un gran favor, pero esa chispa en sus ojos me decía que estaba tan intrigada como yo.

Tomé su mano, más suave de lo que imaginaba, y la llevé a la pista. 

La rodeé con mi brazo, acercándola un poco más de lo necesario. Pude sentir cómo su cuerpo se tensaba por un segundo, pero no se apartó. En vez de eso, comenzó a moverse al ritmo conmigo, y cada segundo que pasaba hacía que el ambiente entre nosotros se volviera más denso. La pista de baile se desvanecía, la fiesta no era más que un eco distante. Solo estábamos nosotros dos.

Mia me miró, sus labios curvándose en esa sonrisa que parecía desafiarme.
—¿Por qué no sigues con tu amiguita? —me lanzó, su voz cargada de sarcasmo.

Solté una pequeña risa, inclinándome un poco hacia ella, lo suficiente para que mi aliento rozara su piel.
—¿Celosa, Clair? —respondí, sabiendo que esto la sacaría de quicio, pero amando cada segundo de su reacción.

Ella soltó una risa, rodando los ojos, pero no se alejó.
—Ni en tus sueños, Hill. Solo me parece curioso que de todas las personas aquí, hayas decidido venir a mí.

Me detuve por un segundo, mis ojos fijos en los suyos.
—Tal vez porque eres la única que realmente me importa esta noche —murmuré, dejando que mis palabras flotaran en el aire.

Por un segundo, vi cómo sus ojos se oscurecían, como si esa tensión que siempre había entre nosotros estuviera llegando a un nuevo nivel. No era solo el juego habitual de insultos y sarcasmos. Esto era diferente.

Mia dio un paso más hacia mí, nuestros cuerpos casi tocándose. Podía sentir el calor de su piel a través de su vestido, y eso solo intensificaba lo que ya estaba sintiendo.
—¿Sabes? —dijo, su voz suave, pero cargada de intención— Creo que me estás subestimando, Alex. No soy tan fácil de impresionar.

Sonreí, acercándome aún más, bajando la voz a un susurro.
—¿Y quién te dijo que estoy intentando impresionarte? —respondí, sabiendo perfectamente que lo estaba haciendo.

Pero antes de que pudiera protestar, la canción cambió a "El Perdedor" de Maluma. El ritmo se volvió más animado, y vi cómo Mia se contoneaba con la música, disfrutando de su momento, como si desafiara al mundo. Mi corazón latía con fuerza. No podía dejar que se alejara tan fácilmente.

La atraje de nuevo hacia mí, y esta vez, la química era innegable. Nos movíamos juntos, perdiéndonos en el ritmo de la canción. La energía entre nosotros era palpable, la tensión electrificando el aire. Podía ver en sus ojos que ella también lo sentía.

Bailamos, y en medio de la música, cada giro y cada movimiento parecían cargados de tensión. No podía apartar la mirada de ella. La forma en que se movía, su sonrisa, todo en ella me atraía más y más. La letra de la canción se repetía en su mente, y una parte de él anhelaba escuchar esas palabras, aunque supiera que no podía.

"Dime que me amas, aunque sea mentira," resonaba en su cabeza como un mantra. Era un deseo oculto que sabía que nunca podría admitir, pero en ese momento, todo lo que quería era tenerla cerca. La forma en que bailaban, pegados, era una promesa no dicha, una conexión que iba más allá de la rivalidad.

A medida que la canción llegaba a su fin, Mia se movió ligeramente, y Alex sintió que su corazón se aceleraba. Había una mezcla de desafío y atracción en su forma de bailar, y él no quería que ese momento terminara. Pero, como un rayo, la música cesó, y Mia, con una sonrisa que desafiaba y coqueteaba a la vez, se dio la vuelta y se alejó hacia una mesa, dejándolo allí, con la mente nublada por la incertidumbre y el deseo.

Se sentó, y Alex no pudo evitar mirarla desde lejos. La energía entre ellos permanecía, y aunque no dijera nada, ambos sabían que esto era solo el comienzo de algo mucho más grande.

Dime que me odiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora