capitulo 8

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Jacob

Sabía que Farasha no me iba a dar su número ni por error, pero necesitaba una excusa para contactarla.

Entré a su perfil de Instagram y encontré una foto con su mejor amiga.
Sonreí al ver la felicidad en sus rostros.

Decidí buscar la cuenta de su mejor amiga y escribirle un mensaje.
Le envié un mensaje directo: "Hola, disculpa, sé que no nos conocemos, pero soy amigo de Farasha y perdí su número de WhatsApp. Si lo tienes, me podrías pasar por favor?".

Era una mentira piadosa, solo esperaba que funcione.

Minutos después, mi teléfono sonó. "Si, por supuesto", respondió la mejor amiga de Farasha, acompañando su mensaje con el número de teléfono de ella.
Sonreí satisfecho. Ahora podía contactarla.

Luego de estar un buen rato enfrente del celular pensando en qué escribirle, escribiendo y borrando mensajes, por fin hubo un mensaje que me convenció:
"por primera vez el que sigue al otro soy yo, y no tú".
Cerré los ojos y apreté enviar.

Cuando sonó el celular supe que era ella y su mensaje fue: "

-"¿Quién eres?".

¿A qué se refería? ¿A cuántas personas seguia por los pasillos del colegio y cuántas personas en Instagram?

Me calmé y respondí: "J.K.F. ¿No te acuerdas?".

-"Quiero que me refresques la mente", respondió. "Dime las veces que yo te he seguido. No me acuerdo".

Jajaja, no se acuerda. Por supuesto que se debe acordar.

Entonces le envié otro mensaje recordándole las veces que me siguió. Quizás pensaba que no la veía.

fingía no hacerlo. Soy bueno en fingir. Seguramente ella se sentía como un agente encubierto, aunque para mis ojos era un ratón escondiéndose de un gato.

Al ver de nuevo el chat veo que efectivamente me dejó en visto. ¿Dije algo malo? ¿Le habrá molestado lo que dije?

Decidí hacerme un té y salir afuera ya que estaba en la casa de mi abuela. Como casi nunca vengo a esta casa, decidí disfrutar la vista.

A los 20 minutos la vi pasando por enfrente de la casa y no pude resistirme y me reí. "Y esa niña, ni disimular bien puede", pensé para mí mismo.

Me acerqué a ella y le pregunté:

"¿Qué haces por aquí?".

Farasha se sorprendió al verme. "Nada, solo paseando", respondió.

Jajaja y piensa que le creeré.

Sonreí y le pregunté:

"¿Estás ocupada?".

"No, pero más tarde tengo que ir a la escuela", dijo ella.

"Bien, te llevo a merendar antes de que tengas que ir", le propuse.

Asintió con la cabeza y nos fuimos a una cafetería, "el rincón de la memoria."

Mientras caminábamos, no podía evitar pensar en todo lo que me había llevado a este momento. Mi vida había sido una sucesión de abandonos y pérdidas...

Aunque está niña, ¿cómo sabía la dirección de mi abuela?

"¿Cómo sabes la dirección de mi casa? ¿Quién te lo dijo?", pregunté.

Ella me explicó que fue cuando le traían a Jasper a la casa del mejor amigo que vivía enfrente. Jajaja, chismosa.

Llegamos a la cafetería y decidí pedir algo para nosotros.

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