capitulo 15

9 5 0
                                        


Farasha

El autobús rugía a través del paisaje, cada kilómetro que recorríamos parecía alejarme más de Jacob. La nostalgia me envolvía como una niebla espesa, saturando mis sentidos con el aroma de sus recuerdos. Cada imagen que mi mente evocaba era un puñal en mi corazón, un recordatorio punzante de lo que habíamos perdido. Observaba el mundo pasar, un borrón de colores y formas que no lograban captar mi atención. Mi mente estaba en otro lugar, en un pasado que se sentía tan cercano y tan lejano al mismo tiempo.

La presencia de Jasper a mi lado me sacó de mi melancólico trance. Su mano rozó la mía, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. No era una sensación de miedo, sino de un profundo agradecimiento por tenerlo ahí. Recordé las innumerables veces que habíamos peleado de niños, dos gatitos en una bolsa luchando por el mismo espacio. Pero con el tiempo, esa rivalidad se transformó en un vínculo inquebrantable. Siempre estuvo ahí para protegerme, para ser mi escudo contra el mundo.

Pero desde la graduación, Jasper había cambiado. Su mirada se había vuelto más penetrante, sus preguntas más insistentes. Quería saberlo todo, cada detalle de mi vida. Mis planes futuros, mis amigos, mis intereses, y por supuesto, él también quería saber sobre Jacob.

"¿Qué pasó con Jacob?", me preguntó un día, sus ojos azules reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad.

Mi garganta se cerró, y un nudo se formó en mi estómago. No quería hablar de él, no quería revivir el dolor que sentía. No le debía explicaciones, no a nadie. Jasper no entendía el tipo de amor que habíamos compartido, la intensidad que nos había consumido. No lo entendía, y no quería que lo hiciera.

"No pasó nada", respondí con un tono más frío de lo que hubiera deseado.

Jasper frunció el ceño, pero no insistió. Su mirada se volvió distante, como si un muro invisible se hubiera levantado entre nosotros. Era como si hubiera intuido el peso que cargaba, el secreto que guardaba celosamente en mi corazón. Luego, una sonrisa burlona se extendió por su rostro, una sonrisa que me heló la sangre.

"Bueno, supongo que eso es información clasificada, ¿eh?", dijo, su voz llena de un tono que no pude descifrar.

"¿Algo así?", respondí con un tono seco, sintiendo como si una barrera se alzara entre nosotros.

Jasper se rió de nuevo y me dio un toque en la cabeza como un perrito, un gesto que antes me hubiera parecido tierno, pero que ahora solo me llenaba de una sensación de tristeza. "Bueno, no importa", dijo. "Sé que algún día me lo contarás todo".

Me reí de nuevo, pero esta vez, mi risa era forzada, un eco vacío de mi antigua alegría. Sabía que Jasper siempre estaría ahí para mí, pero ¿cómo podía explicar lo inexplicable? ¿Cómo podía describir la sensación de haber perdido una parte de mi alma? Era un dolor que no se podía tocar, pero que me consumía por completo. Y en ese momento, me di cuenta de que no era solo el dolor por Jacob, sino también el miedo de que Jasper nunca pudiera entenderlo, nunca pudiera comprender el vacío que había dejado en mi vida. Y tampoco se cómo se lo tomaría el si le contará todo.



....

El autobús finalmente se detuvo, el rugido del motor se apagó y un silencio incómodo se instaló. Jasper y yo nos levantamos de nuestros asientos, la sensación de llegar se mezclaba con una profunda melancolía. Mi celular seguía apagado, un silencio voluntario que me permitía aislarme del mundo. No tenía ganas de hablar con nadie, ni siquiera con mi madre, que seguramente estaría esperando en la puerta, mis padres y mi hermana habían viajado un día antes para preparar la casa.

Bajamos del autobús y, con la calidez del asfalto bajo nuestros pies, buscamos un taxi. Jasper tomó nuestras maletas y juntos nos subimos al vehículo. El viaje en auto fue breve, pero me permitió observar la ciudad desde una nueva perspectiva, una ciudad que ahora era nuestra.

Mi MerakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora