3. RUMORES

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La clase tuvo un ambiente rarísimo en el que, sin yo quererlo, creo que fui el centro de atención. Cuando la clase terminó saqué mi horario, ya un poco arrugado para ver mi siguiente clase.

— ¿Qué clase tienes?—me preguntó una chica rubia a la que le había costado bastante hacerse paso hasta mí desde el final del aula, me sonrió y yo la miré con fijeza.

—Eh...—eché un nuevo vistazo al pedazo de papel—. Estadística.

—Con el señor Austin—sonrió la chica. Llevaba el pelo corto a la altura del cuello, tenía la piel bronceada y pecas en la nariz, no parecía nada una niña estirada como Tess—. Jess también tiene esa clase, ella te acompañará—dijo la chica señalando a la chica pelirroja que se había sentado a mi lado—. Yo soy Maia Devron. Y ella es Jess.

—Hola—sonreí con timidez—. Soy Aidan.

La pelirroja me saludó con la mano y luego los tres salimos al pasillo.

—Yo tengo que irme, pero luego en el comedor os busco y te cuento sobre este lugar—la rubia me guiñó un ojo. Oh, Dios, espero que no estuviera tratando de ligar conmigo.

Yo tragué saliva y asentí. La chica pelirroja, Jess, y yo comenzamos a caminar por el pasillo. Comenzó a preguntarme sobre mi vida y el viaje de intercambio. No es que me gustara mucho hablar de mí, pero preferí seguir el consejo de Lola "haz amigos" y no quería ser borde con la chica. La suerte era que parecía tener las mismas clases que yo, por lo que solo tenía que seguirla todo el rato. Incluso cuatro horas después hasta la cafetería. Sin saber por qué, Lola se había sentado en una larga mesa llena de chicos—a ella sí que no le costaba nada socializar—los chicos estaban embobados con ella. Claro, era el juguete nuevo, algunas chicas, incluida Maia, que parecía haber aparecido en la mesa por arte de magia, la miraban con mala cara, mientras ella reía con los chicos.

— ¡Aidan!—me llamó mi amiga—. ¡Siéntate aquí!—caminé a paso ligero para que dejara de gritar—. Te he guardado un sitio.

—Vale, deja de gritar—me senté a su lado en la mesa y percibí la mirada de todo. Nuevamente me miraban raro—. Ya es bastante raro.

"El nuevo chico Diggs"

Susurró alguien al final de la mesa. En total había como unas diez personas, incluidos Lola y yo. Jess y Maia, dos chicos con el pelo rubio y pinta de pertenecer al equipo local de fútbol. Un chico de color y un asiático miraban un juguete electrónico al final de la mesa. Había un par de chicas más junto a Maia, una tan rubia como ella y otra morena.

—Chicos, este es Aidan—me presentó Lola.

Todos me saludaron con la mano y yo respondí del mimo modo incómodo.

"Que raro, son dos" "Han acogido a dos"

— ¿El nuevo chico Diggs?—preguntó uno de los dos chicos que parecían del equipo de fútbol, con una sonrisa en los labios.

—Es raro que no haya venido solo, pero parece que sí—contestó Maia mientras me guiñaba un ojo—. ¿Verdad?

— ¿Te refieres a si nos alojamos con los Diggs?—preguntó Lola tan sorprendida como yo—. Sí, así es.

—Les dije que era muy raro—intervino Maia sonriendo a la chica morena a su lado y al otro chico atlético. El que había preguntado seguía mirándome fijamente.

—Aidan no es raro—Lola parecía enfadado.

—Él no—sonrió Maia quitándole importancia con la mano—. Me refiero a la situación. Nunca una beca Diggs había traído a dos alumnos, y mucho menos a una chica.

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