Mi cuerpo por completó se arqueó por el placer de sentir sus labios recorrer mi cuello. Desesperadamente desabrochó mi camisa y me ayudó a quitármela. Durante los próximos segundos fue una lucha entre los dos para seguir besándonos y poder quitarnos la ropa al mismo tiempo.
Por fin quedamos totalmente desnudos, con su cuerpo cálido sobre el mío. Sus labios entre mis labios, sus torso contra mi torso, sus piernas entre las mías y su erección frotándose contra mi barriga.
—No sabes cuantas ganas tenía de tenerte así—susurró mientras regresaba a mis labios.
Sujeté su espalda y noté el momento de tensión que ese acto le provocaba siempre, y comencé a acariciarlo de arriba abajo.
—Creo que lo sé—respondí yo—. Yo estoy igual.
—No, no creo.
Siguió besándome con desesperación, intensamente, como si fuera a acabarme e cualquier momento. Giramos sobre la cama y me coloqué sobre él. Lleve mis manos hasta sus muslos, sujetándolo con fuerza, sacando de su garganta un gran gemido.
—Aidan—susurró.
— ¿Sí?—inquirí agitadamente.
—Como llegué tu madre me va a dar un infarto—rió.
—Aún tardará un poco—le acaricié el pecho con las manos y él cerró los ojos—. No te detengas, por favor.
De inmediato regresó a mis labios. Pero esta vez nuestros movimientos se volvieron más suaves, lentos y tranquilos. Nos movimos de una manera dulce, disfrutando de cada centímetro de nuestra piel. Sin dejar de besarme, noté como él se estiraba para llegar hasta el bolsillo de su chaqueta en el suelo, buscando ayuda para el sexo.
—Dame un segundo—susurró mientras yo besaba su cuello lentamente, haciendo que su respiración se desbocase.
Él me rodeó con las manos y de inmediato escuché el ruido del plástico del preservativo y el segundo chasquido del sobre de lubricante, al romperse. Cameron me mordió los labios una vez más y luego me agarró de las caderas y me separó un poco para poder continuar.
Me incliné hacia arriba y elevé mi cuerpo hasta que noté su pene en el borde de mi ano. Cam elevó sus piernas también y comenzó a entrar lentamente en mí. En cuanto entró comencé a jadear mientras me aferraba a sus brazos.
— ¿Estás bien?—me preguntó.
—Ajá—suspiré al mismo tiempo en que echaba la cabeza hacia atrás—. Continua.
Entró poco a poco; sentí como la piel de su erección se retiraba y como lentamente iba adquiriendo más calor. Conforme fue avanzando a través de mí la presión aumentó, pero lo hizo lento y con cuidado. Y entonces quedó completamente dentro de mí.
Su cadera estaba elevadas y sus piernas también de una manera ligera para poder entrar en mí por completo. Su respiración era agitada y su cabeza estaba hacia atrás, haciendo tanta fuerza que las venas en su cuello parecían querer salir.
—Cam—le nombre.
Al instante me miró. Sus ojos brillan por el deseo, al igual que sus mejillas y sus labios sonrosados. Me recosté lentamente sobre su torso, intentando que él no se moviera con demasiada brusquedad en su interior. Llegué hasta sus labios, que permanecieron inmóviles mientras lo besaba.
Poco a poco fue moviendo mis caderas suavemente, de arriba abajo, y de un lado a otro. Un par de gemido salió de su garganta y de la mía y me aferré a su cuerpo para poder resistir esa pequeña pizca de dolor en el inmenso placer.
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OSCURO
Teen FictionCUANDO AIDAN CONSIGUE UNA BECA PARA ESTUDIAR EN NEVADA, NO SE IMAGINA QUE SU MUNDO ESTÁ APUNTO DE CAMBIAR CUANDO, TRAS ENTRAR EN LA CASA DE LA FAMILIA DIGGS, CONOCE AL ENIGMÁTICO Y MISTERIOS CAMERON, EL MENOR DE LA FAMILIA, UN CHICO CON UN PASADO OS...