CAPÍTULO 41

85 31 13
                                    

"El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia y muere por olvido"

Pablo Neruda.

Calypso

Te amo

—¿Quieres más vino?

Niego con la cabeza ya he abusado mucho del vino hoy. No me puedo permitir tomar mucho.

—Por cierto, ¿Cómo te está yendo con tu presentación por la subasta?

—Lo siento mi amor, pero formas parte del otro equipo, no te puedo contar nada.

Le guiño con una sonrisa inocente que acompaña mis palabras, él asiente entendiendo mi posición.

—Pero, ¿Te está dando mucho trabajo?

—No. —bebo un poco de agua— Lo estamos haciendo muy bien, Jemison y los demás me ayudan mucho.

—¿Daniel también forma parte de "los demás"? —hace comillas con sus dedos sin dejar de mirarme.

No sé a qué viene esta pregunta y justo ahora. No quiero dañar el ambiente con una respuesta que no le va a gustar.

—Es parte de la empresa, así que sí, ¿Por qué? —desvía la mirada.

—Solo por saber.

—¿Te molesta que Daniel siga trabajando conmigo?

Es ridículo su actitud, sabe muy bien que con Daniel todo lo que sea que teníamos se quedó atrás desde que nos conocimos.

—No te puedo impedir nada, es tu empresa y conoces las capacidades de cada uno de tus empleados. —sigue con sus ojos en otra dirección menos en la mía.

—No hay nada entre nosotros. Lo que sea que teníamos ya no está, ya no existe y solo estás tú, estamos nosotros.

Le sonrió tomando su mano sobre la mesa, y me mira.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Soy toda tuya. —suelto su mano y me acomodo sobre la silla.

Sostengo mi cara entre mis manos apoyando mis codos sobre la mesa.

En vez de hablar, lo que hace Lykos es levantarse, caminar hacia mí y arrodillarse delante de mi. Dejo las manos sobre la boca sintiéndome con las ganas de salir corriendo. Del bolsillo de sus pantalones, saca una caja de terciopelo negro.

—¡No! —ahogo un grito.

Niego con los ojos llorosos y con mis dos manos temblando veo la caja entre sus dedos.

—¿Aceptarías ser mi prometida, Calypso García Gangnera?

Abre la hermosa caja y saca una belleza de collar con una piedra adornando. El detalle de la piedra es tan hermosa y da un toque único a la joya.

—Esta piedra representa nuestro amor eterno. —se levanta y me rodea.

Como he hecho un moño con mi cabello, facilita la tarea cuando me abrocha la joya dejando la enorme piedra en medio sobre mi cuello.

—No quiero que te lo quites.

Sigo con los ojos llorosos, la voz no me  sale y las manos me siguen temblando .

—No me has contestado, ¿Quieres ser mi novia? —lo tengo delante de mi otra aun de rodilla con sus ojos sobre mí.

Me mira con su linda sonrisa y asiento saltando entre sus brazos dejando las lágrimas salir.

LA RULETA NEGRA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora