CAPÍTULO 28

81 45 7
                                    

  
"Es claro que lo mejor no es la caricia en sí misma, sino su continuación"

Mario Benedetti.

                 Calypso

—Tienes que apurarte o llegarás tarde —me apresuro con la ropa— Si tenías tu ropa aquí te hubiera sido más fácil. Ahora tendrás que irte a tu casa primero antes de ir a la empresa.

No voy a contestar a eso.

—Por suerte ya me bañé —me pongo mis pendientes—. Por cierto, con todo el alboroto no te agradecí por las flores que me mandaste ayer. Además eran mis favoritas.

—¿Flores? Yo no te he mandado flores.

—¿No? ¿Entonces quién fue? —niega con una mueca.

—A ver ¿Te mandaron flores? ¿Y para qué?

—Oye, no te agarres conmigo ¿Vale?No sabía que no eran de ti —le aclaro de inmediato—. Además se las regale a mi secretaria.

—Me acabas de decir que son tus favoritas.

—Y lo son. Pero como yo estaba enfadada conmigo, se las regalé a mi secretaria.

Se ríe grande.

—Gracias a Dios no fueron mías.

—Pero, ¿Quién puede ser? —me agacho para ponerme los zapatos.

—Quizás sea de tu amigo de la infancia. Digo, como te conoce tan bien, sabe de tus gustos y tus cosas favoritas.

—Lo que dices me suena un poco a celos.

—Celoso ¿Yo? —niega con la cabeza—. Ni un poco.

—Claro que estás celoso —me da ternura su rostro— Mírate como te pusiste.

—Yo estoy normal —me levanto, voy hasta él y lo abrazo

—Estás guapo cuando te pongas celoso.

—¡Que no lo estoy! —trata de soltarse de mi abrazo— !Calypso!

—Dame un beso y sabré que no estás celoso.

—No quiero —aleja su cara de mí.

—¡Ah! ¿No quieres?, Entonces estás celoso —lo suelto.

—No tiene nada que ver y además quien se cree va mandarte flores.

—No tienes porque sentir celos por él, mi amor —beso su mejilla— él que está en mi cama eres tú.

—¿Qué has dicho?

—Que él que está en mi cama eres tú —dejo mis brazos alrededor de su cuello.

—No. Antes has dicho algo.

—¿Mi amo? —sus ojos brillan.

—Nunca me habías llamado así, es la primera vez que lo hacés.

—Se me ha salido.

Hasta yo no me había percatado de eso.

—Se escucha hermoso de tus labios —me acaricia los brazos.

—Como te decía, Daniel no es nada más que mi amigo y no deberías tener celos de él ni de nadie —quito mis manos de su cuerpo.

Me toma de las manos.

—Pero parece que él no entienda eso —lleva mi mano a su pecho— ¿Lo sientes? —asiento. Su corazón late muy fuerte—. Así es que como me pongo cada vez que estás conmigo.

LA RULETA NEGRA [+21] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora