El Honrado

Capítulo 50

El Devorador se movió con la velocidad del rayo, notó Satoru, se retorció y envió una patada giratoria directo a la mandíbula de Nobara, lo que envió al Espíritu Maldito Reprogramado a volar con la mandíbula rota. Satoru notó la explosión de Energía Maldita, el flujo de poder que surgió a través de toda la forma del Devorador. Era similar al Aumento Maldito, se dio cuenta Satoru, pero se aplicaba de manera completamente diferente. En lugar de un flujo constante de Energía Maldita para complementar los músculos y los huesos, el Devorador, Kureishi Mado, creó una explosión de Energía Maldita, más de lo que los cuerpos humanos eran capaces de contener, y generó un pico repentino de poder que duró solo un momento. Pero fue suficiente para abrumar incluso a Nobara, quien ya era bastante rápido.

Desafortunadamente para el Devorador, Satoru acaba de aprender exactamente cómo se realizaba el pequeño truco. Eso fue... increíblemente genial . Habían pasado diez mil años desde Sukuna y los Devoradores y todos los demás Hechiceros de Jujutsu que vinieron después; se esperaba un montón de trucos nuevos. Este era uno de ellos. Ociosamente, Satoru se preguntó cuántos trucos nuevos más tendrían los Devoradores. El último con el que luchó realmente no había revelado nada interesante, pero ese tipo podría haber sido su equivalente a un Hechicero de bajo grado.

Éste era, al menos, cinco veces más fuerte, lo cual fue agradable.

Satoru sonrió. "Ese fue un buen truco".

Luego se volvió hacia Nobara, que ya estaba de pie. El Espíritu Maldito no mostraba señales de daño. Después de todo, se curaban con pura Energía Maldita, y Nobara tenía un montón de esa sustancia, empequeñeciendo a la Sukuna que recordaba por kilómetros y kilómetros. Ni siquiera la decapitación sería suficiente para acabar con ella. "¿Sabes qué, Nobara? Puedes irte y asegurarte de que nadie perturbe mi pequeño momento de diversión".

Nobara asintió y se alejó. Satoru se giró hacia el Devorador, quien se quitó el casco, revelando un rostro envejecido, pero por lo demás saludable; no del todo humano en proporción con todos los tornillos y trozos de metal extraños que sobresalían de la piel, pero ciertamente lo suficientemente humano . También era definitivamente calvo. El Devorador sonrió, su arma chirriando con Energías Malditas.

Fuerte, reflexionó Satoru. Muy fuerte.

Aun así, Satoru arqueó una ceja. "¿Por qué te quitaste el casco? Podría haberte salvado la vida".

Mado se rió entre dientes, revelando hileras de dientes afilados. El tipo parecía un tiburón, pero de alguna manera más feo. "Por lo general, solo estorba. Te reconozco como un oponente digno. Hay muy pocos hechiceros de Jujutsu capaces de realizar las mismas hazañas que tú hiciste contra los Lobos de Fenris; realmente los derrotaste. Han estado buscando tu cabeza, desde esa pequeña hazaña tuya. Me gustaría saber tu nombre, si estás dispuesto a ofrecérmelo".

Satoru sonrió. "Buen intento. Pero puedes llamarme Gojo. El primer nombre es sólo para amigos".

El Devorador soltó una carcajada. "Ah, me has visto a través de ti. Muy bien, Gojo. ¿Un duelo a muerte?"

"Suena como un plan."

Satoru se lanzó hacia adelante al mismo tiempo que Mado, sus formas se desdibujaron en movimiento con precisión letal. Satoru hizo el símbolo del infinito con su mano derecha, un gesto suave y practicado, justo cuando Mado juntó sus manos, enmarcando un símbolo triangular con movimientos rápidos y fluidos. Sus sonrisas coincidieron: los Seis Ojos de Satoru se encontraron con la mirada amarilla fundida de Mado. Por un momento, el aire entre ellos crepitó, espeso con sus crudas Energías Malditas, surgiendo como ríos gemelos atrapados en una violenta tormenta. El tiempo mismo pareció doblarse y ralentizarse en respuesta, deformándose bajo la inmensa presión de las fuerzas opuestas.