𝗣𝗛𝗬𝗦𝗜𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥𝗔𝗣𝗜𝗦𝗧 | Las incontables deudas de Winter la hicieron aceptar un trabajo como fisioterapeuta para un reconocido beisbolista.
¿El problema? Es que era Kenji Sato.
Y para su mala suerte, no sabía que aceptarlo como su paciente...
resumen de lo que sucedió antes de este capítulo para recordar por si se les ha olvidado de lo que va: Winter y Amber, su mejor amiga, estaban charlando en la casa de la primera hasta que la chica recibió una llamada desde el teléfono de su casa. Era Kenji. Winter acabó saliendo para encontrarse con él en su auto a unos metros de su casa para charlar sobre lo ocurrido en el estadio (sobre aquel hombre que aseguraba que ella fue la que lo golpeó para robar el equipo de Sato). A mitad de su charla, Amber llega asustada diciendo que algo le había sucedido a Leo, el hermanito de la prota, y que debían ir al hospital de inmediato. En medio de su pánico, Winter le pide ayuda a Kenji y este acepta llevarlas al lugar sin rechistar. Llegan, resulta que Leo ya había sido dado de alta y que todo se trató de una broma por parte de Nani, la abuela de Winter y Leo. Leo, al ver llegar a Kenji, piensa que su hermana le preparó una sorpresa para poder conocer a su ídolo. Winter, sin saber cómo explicarle que no era así, está por decirle la verdad hasta que Sato interfiere y le sigue el juego al niño, diciéndole que podían ir a su casa para mostrarle su increíble cantidad de trofeos y bates de lujo. Este acepta y Winter no tiene más remedio que acompañarlos, sintiéndose algo incómoda por la atención innecesario que todos les daban al estar con con una de las estrellas del béisbol del momento.
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CAPÍTULO VEINTICUATRO: el juego de béisbol ──── ◉ ────
La gente de internet era una cosa, pero la gente chismosa y conflictiva que le sacaban provecho a cualquier cosa para minimizar o burlarse de otras eran un asunto pero bárbara.
―¿Qué estás viendo, Wiwi? ―preguntó Leo notando que los hombros de su hermana estaban muy tensos mientras sostenía su teléfono con fuerza.
―Nada, Leo, nada. ―intentó sonreír, pero solo salió una mueca.
Las imágenes de ella, Ken y su hermano en el hospital era algo que se esperaba, pero las descripciones y comentarios eran cosa aparte.
"¿Quién es esa?"
"¡Ken está saliendo con una mamá soltera!"
"Se ven adorables..."
"¡Que horror!"
"De seguro está con él para que la mantenga a ella y al niño"
Por un demonio, lo sabía, ¡lo sabía bien! Sabía bien que el dejar que Ken les hablara como si nada frente a la gente en el hospital era una mala idea, sobre todo sabiendo que no irían a algún otro lugar que no fuese la enorme casa del beisbolista.
Por suerte la cara de Leo no era visible en las fotos, o al menos era difícil reconocerlo porque traía puesta la capucha de la chamarra puesta, pero no podía decir lo mismo de ella que se le veía el rostro y era fácil de reconocer. Dios, ¿pero qué pasó por su cabeza para aceptar el trato del jugador en pasar la tarde viendo sus trofeos como buen narcisista que era? Joder.
