CAPÍTULO SEIS
tu lenguaje corporal me habla
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No la llevó a un hospital, o al menos a una farmacia para que tuviese más sentido eso de curar sus heridas.La llevó a una de las zonas más exclusivas de Los Ángeles, donde los más adinerados tenían el poder de permitirse vivir de manera privilegiada.
En dónde Ken Sato era dueño de una enorme casa donde fácilmente podrían vivir como tres familias enteras sin problema alguno.
Winter jamás había estado por esa parte de la ciudad, por lo que no se molestó en ocultar su emoción y sorpresa tal cual niña pequeña.
Aunque también su preocupación.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó cuando el gran protón se abrió después de que Sato oprimiera un botón dentro de su chaqueta.
La motocicleta ingresó a una subida que los llevó a uno de los garajes de la casa, dónde las luces se encendieron de forma automática tomando por sorpresa a la ojiazul.
—Curar tus heridas. —respondió a la vez que apagaba el motor, bajando la caballeta para estabilizar el vehículo.
—¿Pero aquí? —se quitó su casco, sin poder evitar darle un vistazo a varios modelos de motocicletas que yacían estacionadas de forma ordenada y que a simple vista parecían costar más que su propia vida.
El jugador bajó y removió su cabello con la mano por inecia.
—Dígamos que me gusta presumir. —contestó con una sonrisa, extendiendo sus manos para pedir su casco devuelta.
La albina se lo pasó antes de bajar con cuidado del asiento trasero, intentando no tocar algo que afectara al motor y dañara el costoso vehículo.
Luego, miró a Kenji cuando el muchacho señaló una puerta de vidrio que mostraba unas escaleras dentro.
—Después de ti.
—Ah... —asintió y comenzó a caminar, sintiendo los pasos del chico por detrás hasta situarse a su lado,— Señor... la verdad no creo que ésto sea apropiado.
Sato arrojó sin cuidado su casco a un estante acolchado, dónde tenía toda una colección de éstos.
—¿Por qué lo dices? —el asiático abrió la puerta y le permitió pasar antes.
—Porque usted es mi paciente y nuestra relación laboral solo se queda en el estadio o en el gimnasio. —lo miró pasar frente a ella, empezando a subir las escaleras sin decir algo al respecto, por lo que la muchacha apretó sus labios antes de seguirlo,— Y tampoco quiero que haya algún malentendido.
Él resopló con gracia al llegar al final, viéndola de reojo cuando abrió otra puerta y le sonrió.
—¿Por qué habría algún malentendido, señorita Choi?
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physiotherapist ; ken sato
Fanfiction𝗣𝗛𝗬𝗦𝗜𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥𝗔𝗣𝗜𝗦𝗧 | Las incontables deudas de Winter la hicieron aceptar un trabajo como fisioterapeuta para un reconocido beisbolista. ¿El problema? Es que era Kenji Sato. Y para su mala suerte, no sabía que aceptarlo como su paciente...