❪ 21. an indescribable connection ❫

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CAPÍTULO VEINTIUNOuna conexión indescriptible──── ◉ ────

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CAPÍTULO VEINTIUNO
una conexión indescriptible
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El cuerpo de Kenji se desplomó a un lado de Winter completamente sudoroso. Ni porque el aire acondicionado estuviese encendido podía librarse de sentir el cuerpo pegajoso por todos los fluidos que ambos habían liberado en las últimas tres horas.

La albina no pudo evitar relamer sus labios, los cuales tenían el labial más que corrido y dejaban ver la hinchazón en su piel. Se giró para intentar acostarse sobre el pecho del pelinegro, pero este se levantó y estiró por unos cuantos segundos antes de salir de la cama en completa desnudez y encerrarse en el baño.

Ella se quedó quieta, analizando la situación, y por más que intentó hacerlo, no pudo evitar sentarse cubriéndose los pechos con la sábana y apretar sus labios con algo de desilusión.

Acabó estirándose para tomar su teléfono y revisar la hora. Era de noche, casi pasando las diez. Se encargó de dejar unos cuantos mensajes a su abuela para saber como estaban las cosas en el hospital y responderle una nota de voz a Amber, quien le preguntaba ansiosa por los detalles y de qué fue lo que había pasado después de que la dejó en la mansión de Sato.

Luego, sin más, se levantó con la sábana aún cubriendo su cuerpo y caminó a pasos dudosos hacia la puerta del baño, oyendo el sonido de la regadera caer y pudo asegurarse de eso cuando abrió con cuidado e ingresó hipnotizada al ver las gotas frescas deslizarse por la majestuosa espalda del jugador. Aparentemente, Kenji aún no sentía su presencia porque continuó masajeando su cuerpo con la espuma del jabón.

El calor en el cuerpo de Winter regresó como si hace unos minutos atrás no hubiese estado debajo de aquel cuerpo gimiendo de placer.

Dejó caer la sábana y se metió a la ducha con el mismo silencio con el que acarició los hombros del pelinegro y dejó un beso en su espalda media, logrando llamar su atención y de paso empaparse por el agua. Tuvo que alzar la cabeza cuando Sato se giró a verla, y titubeó un poco cuando se encontró con una mirada inexpresiva. Sintió que quizás iba a rechazarla, y se preparó mentalmente para salir de la ducha y llevarse la dignidad que dejó en la puerta, pero al sentir la mano de Ken tomarla de la nuca, todo su temor desapareció cuando sus labios se juntaron y la juntó más a su cuerpo.

―Aún no tienes suficiente, ¿vedad? ―susurró él contra su boca, pasando sus manos sobre su diminuto cuerpo hasta llegar a los muslos y cargarla como si nada.

La pegó contra los azulejos mojados y comenzó a devorarle el cuello, sintiendo como la albina le hundía sus dedos en su cabello y soltaba pequeños quejidos que le endurecieron la entrepierna. Sus besos subieron hasta su mandíbula y luego procedió a juguetear con sus humedecidos labios por un rato hasta que percibió que era el momento adecuado de tomar su miembro y deslizarlo por sus labios vaginales a modo de estimulación. Segundos después y cuando la sintió lista, se introdujo de golpe sin darle tiempo de reaccionar a la nueva sensación porque comenzó a entrar y salir con rapidez.

physiotherapist ; ken sato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora