CAPÍTULO DOS
aquel chico de mirada filosa
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Los pajaritos cantaban al son de la mañana y los automóviles iban y venían de diferentes direcciones de la calle. Las personas caminaban con una enorme sonrisa en sus rostros y Winter, aunque con un manojo de nervios en su estómago, no iba a ser la excepción.Salió del metro hasta subir las escaleras y caminar por las calles de Vin Scully Ave, notando la enorme fachada de su destino incluso antes de llegar. Se sintió muy inquieta, porque sabía que esa visita sería para conocer las instalaciones, pero sobre todo para conocer a sus posibles pacientes y al entrenador.
No era buena en las presentaciones y mucho menos en las conversaciones formales. Si, algo irónico sabiendo que sus dos trabajos eran de servicio al cliente.
Fue por eso que decidió ir lo más presentable posible. Solían decir que por como te ven, te tratan, ¿no? Pantalones de vestir y blusa de cuello alto. Todo blanco. Lo único negro era el blazer que su abuela le prestó y sus mocacines bien limpios. El rostro un poco maquillado y la coleta alta bien ajustada, dejando su fleco caer a ambos lados de su rostro.
Cualquiera diría que era una mujer segura de si misma, dispuesta a comerse al mundo. Si tan solo supieran que era el mundo el que amenazaba con comérsela a ella si no quedaba en el trabajo.
Jugueteando con sus dedos, tardó unos cinco minutos en llegar a las puertas del Estadio con mayor capacidad en Estados Unidos, siendo recibida con algunas miradas curiosas de miembros del personal o algunos jugadores que entrenaban. Se quedó ahí en medio de todo, sin saber a dónde ir o a quien hablarle por unos cuantos segundos dónde hasta revisó si era la dirección correcta a pesar de que afuera decía en grande el nombre del lugar.
—¿Señorita Choi? —un hombre de lentes cuadrados y cabello castaño se acercó a ella con algo de duda.
—¿Sí? —Winter logró reconocer su voz. Era el tipo que la había llamado ayer.
Pero no se veía tan intimidante como creyó. De hecho, parecía agradable con su atuendo casual de camiseta azul oscuro y pantalones beige.
—Vaya... no pensé que fueses tan jóven. —sonó desconcertado.
Y eso asustó a Winter, ya que antes la habían rechazado en varios empleos clínicos por su edad tan temprana.
—¿Hay algún problema con eso, señor? —en el fondo, no quería saberlo. Estaba tan acostumbrada al rechazo de varios por su edad que tuvo el presentimiento de que ese señor no sería la excepción.
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physiotherapist ; ken sato
Fanfiction𝗣𝗛𝗬𝗦𝗜𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥𝗔𝗣𝗜𝗦𝗧 | Las incontables deudas de Winter la hicieron aceptar un trabajo como fisioterapeuta para un reconocido beisbolista. ¿El problema? Es que era Kenji Sato. Y para su mala suerte, no sabía que aceptarlo como su paciente...