𝗣𝗛𝗬𝗦𝗜𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥𝗔𝗣𝗜𝗦𝗧 | Las incontables deudas de Winter la hicieron aceptar un trabajo como fisioterapeuta para un reconocido beisbolista.
¿El problema? Es que era Kenji Sato.
Y para su mala suerte, no sabía que aceptarlo como su paciente...
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CAPÍTULO DIECISÉIS visita inesperada en el hospital ──── ◉ ────
La rubia dió una última sacudida de cabello antes de apagar la secadora vieja que solía usar desde que tenía memoria y salir del baño, lista para tomar su bolso con un cambio de ropa para ir y pasar la noche en el hospital con su hermano.
Ya le tocaba.
Y por supuesto que más de una vez Nani le dijo que no era necesario porque sabía que tendría trabajo al día siguiente y debía descansar como era debido, pero se le fue imposible a la rubia rechazar esa oferta sabiendo que Leo se la pasaba aburrido en esa sala de hospital todo el santo día. Al menos podría llevarle algunos juguetes y podrían criticar a las enfermeras para entretenerse un rato.
La verdad era, que incluso teniendo diferencias de edad, ese mocoso era como su mejor amigo.
Además, le urgía tener una distracción en medio de tanto agite, y es que aunque ya había sido libre de dudas sobre si ella fue quien dañó los equipos de Leon, ese sentimiento de desconfianza aún seguía en sí misma porque se dio cuenta de que alguien había querido inculparla. Y es que, ¿por qué estaría editado el video donde solo sale ella si no fuese el caso?
No entendía que estaba pasando.
Pero incluso así intentó buscarle una explicación mientras salía de la casa y caminaba hacia la parada de autobús, su mente en otro lado mientras subía al enorme vehículo y se sentaba viendo las calles pasar por la ventana. Mil cosas pasaban por su mente y una de ellas era Ken Sato.
La había ayudado sin pedir algo a cambio, aunque ella conocía un poco su personalidad narcisista.
O bueno, tal vez sí pidió algo a cambio, pero no insistió cuando ella le dijo que no.
Y eso... eso era bastante extraño.
«O quizás solo está más ocupado en la temporada que en pasar el rato con una simple chica» pensó al razonar un poco el entorno laboral en el que estaba, y es que ella misma tenía muchas cosas por hacer en el estadio además de unos simples masajitos.
Pero, también existía una posibilidad de que él la ayudara por algo más, porque incluso buscó las pruebas y se tomó el tiempo de ir con el entrenador...
No. Desvió sus pensamientos con algo de flojera. No era bueno que echara cabeza de cosas donde no las había. Sato la había ayudado solo porque sí y ya. Punto. No debía hacerse ilusiones.
Le hacía falta urgentemente tener una charla de chicas con Amber, ella sí que le diría las cosas desde su perspectiva por más hija de puta que fuese.
Quien por cierto, la hizo bajar su mirada hacia su teléfono cuando un mensaje de la pelirroja llegó, haciendo a la albina sonreír cuando abrió la imágen recibida y notó un boleto de avión con destino a Los Ángeles.
