CAPÍTULO CINCO
acto heroico egocéntrico
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—¡Oye, Doc, trátame a mi también, porfis!—¡A mí, a mi!
—¡Eh, no te saltes la fila, imbécil!
—Ya cállense de una maldita vez, me van a causar migraña. —Leon, aquel moreno con el genio increíblemente amargado, arrastró unas poleas de resistencia con facilidad hacia el otro extremo del gimnasio.
—Uy, eso me suena a celos. —Nick se apoyó de una pared, mirando con una sonrisa maliciosa al chico.
—¿Qué? —Leon se mostró asqueado.
Entonces, tanto Nick y Lee como el resto de individuos de la habitación, soltaron unos chillidos aparentemente románticos por la burla del pelinegro hacia el moreno. Empezaron a decirle cosas cursis, haciendo bailes ridículos, y el fornido no tuvo otra opción ignorarlos para comenzar a ajustar sus poleas.
Winter, que se encontraba ayudando a uno de ellos con ejercicios de pierna, negó con suavidad ante las ocurrencias de los demás. En el poco tiempo que llevaba ahí, pensó por un segundo que al ser todos rudos y ocupados la iban a pasar por alto. Pero no. Solo bastó que Nick la incluyera con los demás para que todos empezaran a llamarla por diminutivos amistosos, a tratarla como a una más y hasta a soltarle alguna que otra broma.
—¡Admítelo, Leon, actúas como que no te interesa pero por dentro te mueres porque la Doc Choi te haga uno de esos masajes milagrosos en tu gigantesta espalda de mamut! —Nick fue hasta él y se apoyó de la máquina de poleas, tocando su hombro con diversión.
—Nicolás. —la única mujer del lugar ayudó al chico de la banqueta a sentarse correctamente después de terminar,— Tu turno, ven aquí.
Y después de decirle unas cuantas observaciones al chico que recién se levantó, recibió a un Nick bastante animado sentado frente a ella. Y era gracioso el hecho de que aunque ella estuviese de pie, tan solo lo rebasaba por un par de centímetros.
—Y en primicia desde el Sheraton Grand, tenemos la dicha de charlar un rato con la estrella deportiva de los Dodgers de Los Ángeles, Ken Sato.
Todos miraron la televisión que se encontraba pegada en la pared en una esquina, emitiendo algunas tomas musicales antes de enfocar a dos personas, una linda entrevistadora pelirroja y a su lado, en el otro sillón, estaba...
—Míralo, nada más. Nosotros partiendo nuestras espaldas entrenando y ese fanfarrón dando la cara por nosotros. —juzgó un jugador, caminando hacia la televisión con el ceño fruncido.
—El entrenador debería de bajarlo de su pedestal.
—Si, pero recuerda que es él quien tiene mayor número de solicitudes de patrocinio.
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physiotherapist ; ken sato
Fanfiction𝗣𝗛𝗬𝗦𝗜𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥𝗔𝗣𝗜𝗦𝗧 | Las incontables deudas de Winter la hicieron aceptar un trabajo como fisioterapeuta para un reconocido beisbolista. ¿El problema? Es que era Kenji Sato. Y para su mala suerte, no sabía que aceptarlo como su paciente...