LIII

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Por Kayn: 

Aún estaba intentando asimilar lo que escuché. No podía encontrar las palabras. Escuchar a Pantheon describir esos horrores... fue como si algo dentro de mí se hubiera roto o, quizás, expuesto. Una parte de mí que no quería ver. Y luego, Akali... ¿Me había dejado consumir por esta ambición? ¿Había llevado todo esto del disco demasiado lejos? La culpa comenzaba a pesar, como una sombra que no podía ignorar.

Kayn: Maldita sea... —murmuré, tratando de analizar la situación.

Twisted Fate: Creo que volver a tocar ese tema no fue lo más sensato.

Kayn: Vaya, ¿en serio? ¿Cuánto tiempo te tomó llegar a esa conclusión?

Twisted Fate: Vamos, Kayn, no soy yo quien carga con esos recuerdos. Pero te lo digo: ignorarlos no va a ayudar. A veces, enfrentar la verdad duele, pero es necesario.

Ahri: Pero, ¿no crees que hay un límite? Para ser honesta, Kayn retomó el tema de una manera un poco... inapropiada.

Jhin: Tal vez... Pero Kayn tiene un punto. Es una muestra de lo que hemos superado: esos desafíos y obstáculos que parecían imposibles.

Evelynn: Sí, pero tampoco se justifica lucrar de una experiencia de esa forma. 

Rhaast: Esto tiene que ser un chiste... —dijo, algo exasperado— ¿Cuál es el punto de discutir la moralidad de la música cuando la misma existencia es un acto de rebelión? ¿No estamos todos aquí, al final, para hacer ruido y dejar nuestra marca? 

Kai'sa: Tal vez, Rhaast, pero no se trata solo de hacer ruido. Es acerca de lo que ese ruido significa. La música puede ser un vehículo para la expresión, pero también puede ser un arma. Y no deberíamos usarla para infligir más dolor a aquellos que ya sufren.

La conversación se transformaba en un debate intenso, con las tensiones aumentando en el ambiente. Sentía cómo las palabras se entrelazaban en un torbellino de emociones, y cada intervención resonaba en un rincón diferente de mi conciencia.

Kayn: Miren, ¿saben qué? Creo que también necesito reflexionar sobre esto —dije mientras me acercaba a la puerta del estudio.

Salí del estudio, sintiendo la necesidad de tomar un momento para procesar todo lo que había sucedido. Me dirigí a mi habitación; necesitaba pensar en esto en soledad.

Una vez en mi habitación, cerré la puerta con un suave golpe. La oscuridad me envolvió como un abrazo reconfortante; era un refugio donde podía permitir que la tormenta interna que rugía en mi pecho se desatara. Me dejé caer en la cama, sintiendo el peso de la culpa aplastándome. La discusión en el estudio aún resonaba en mi mente, las palabras de mis compañeros fluyendo como un eco persistente. ¿Había cruzado una línea delicada? ¿Era mi creatividad y ambición las verdaderas responsables de todo esto?

Mis pensamientos se acumulaban, abrumadores, y no podía más. Cuando levanté la mirada, vi una caja arrumbada en la esquina. Me acerqué a ella, y ahí estaba aquel reconocimiento de cuando éramos Five Finger Death Punch, aquel día en que tocamos para las tropas en ese país...

Me acerqué a ese recuerdo, y al tomarlo, las imágenes del relato de Pantheon y de mis investigaciones comenzaron a atormentarme. Aquellos que alguna vez vi como héroes se revelaban ahora como monstruos, carniceros de vidas inocentes. Acaso, ¿soy cómo ellos? ¿Soy culpable de hacer sentir a Akali así? 

Y, sin quererlo, ejercí tanta presión en el cristal del reconocimiento, quebrándolo. El sonido del cristal rompiéndose resonó en mi mente, y con cada fragmento que caía, el peso de la verdad se hacía más pesado. Las imágenes de la guerra, el como hice sentir a Akali gracias a mi idea, todo se volvía más abrumador. No solo se trataba de lo que había visto y escuchado; era la forma en que mis decisiones habían impactado a quienes me rodeaban.

Fama Y Amor (Kayn X Akali)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora