XVIII

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Por Akali:

La mañana comenzó con la frescura típica de los días primaverales en la ciudad, algo bastante reconfortante después de la intensidad de la noche anterior. Kayn y yo nos levantamos temprano, antes de que el sol asomara por completo sobre los tejados de la ciudad. Habíamos decidido entrenar juntos para despejar nuestras mentes antes de enfrentar lo que el día tenía reservado.

Kayn se estiró con gracia al levantarse, movimientos fluidos que revelaban una destreza natural. Sus ojos aún mostraban el cansancio de la noche anterior, pero su determinación era palpable. Me miró con una sonrisa leve pero reconfortante, como si quisiera asegurarme que todo estaría bien.

Kayn: ¿Lista para entrenar, Akali?

Asentí con una sonrisa, sintiendo cómo la energía del día despertaba dentro de mí. Era reconfortante tener a Kayn a mi lado, compartiendo esos momentos de preparación antes de enfrentar lo desconocido. Juntos nos dirigimos al gimnasio, listos para comenzar nuestra rutina de ejercicios. El ambiente en el gimnasio estaba tranquilo a esa hora, solo interrumpido por el sonido suave de nuestras pisadas y el eco de nuestros movimientos. Kayn y yo nos dividimos en nuestros entrenamientos habituales: él con su enfoque en la agilidad y la precisión, mientras que yo me centraba en la velocidad y la fuerza.

Con cada movimiento, podía sentir cómo el estrés y la incertidumbre se disipaban gradualmente. Me sentía más preparada no solo físicamente, sino también mentalmente para lo que venía después. Acabado nuestras rutinas, decidimos tener un pequeño combate, tomando nuestras posiciones en cada esquina del ring.

Kayn me miró fijamente, su mirada intensa y evaluadora, como siempre hacía antes de un combate.

Kayn: Akali, necesito que pelees con todo lo que tengas. No quiero excusas, solo ataca —respondió determinado.

Akali: Bien... Tú tampoco te contengas, aunque con esa herramienta de jardinería dudo que lo hagas —dije con tono bromista.

Kayn soltó una carcajada breve, un destello de su genuino sentido del humor antes de asumir una postura de combate seria. Era increíble cómo podía cambiar de una ligereza juguetona a una intensidad formidable en cuestión de segundos. Nos miramos fijamente por un momento, un silencio tenso que solo el crujido del suelo bajo nuestros pies rompía.

Con un movimiento rápido y preciso, Kayn se lanzó hacia mí, deslizándose con la gracia de un depredador. Respondí con agilidad, esquivando su primer golpe y contraatacando con una serie de kunais, arrojándolos a su posición. 

Kayn bloqueó mis kunais con un giro ágil de su guadaña, desviándolos con precisión y procediendo a atacar con una velocidad impresionante. Sus movimientos eran casi un borrón mientras se acercaba, y tuve que concentrarme intensamente para mantener el ritmo. La adrenalina comenzó a bombear a través de mi cuerpo, agudizando mis sentidos.

Mis piernas se movieron instintivamente, evadiendo su guadaña y buscando cualquier apertura. Logré colarme bajo su guardia y lanzar una patada ascendente que él apenas esquivó, su risa corta y entrecortada resonando en el gimnasio.

Kayn: Nada mal, ¿eh?

Asentí, permitiéndome una sonrisa de satisfacción. Sentía la adrenalina correr por mis venas, y la conexión entre nosotros se hacía más fuerte con cada intercambio.

Kayn: Pero no te confíes.

Sus palabras llegaron justo antes de que lanzara un ataque rápido y contundente. Me moví con rapidez, bloqueando su guadaña con mi kama, haciendo que la fuerza del impacto me hiciera retroceder unos pasos. Kayn no me dio tiempo para recuperar el equilibrio, avanzando con una serie de ataques que me mantuvieron a la defensiva. 

Fama Y Amor (Kayn X Akali)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora