XLII

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Por Akali:

Un nuevo día amanecía, pero el peso en mi pecho persistía sin disminuir. Cada despertar se había convertido en una batalla constante entre la esperanza y el miedo, y hoy no era la excepción.

Kayn seguía en coma, y el tiempo parecía estirarse interminablemente. Me levanté de la cama con pesadez, sabiendo que encontrar consuelo en la rutina sería mi único salvavidas. Tras una ducha rápida, me dirigí al estudio, mi refugio improvisado donde encontraba un breve respiro de la angustia que me rodeaba.

Caminé hacia la estantería donde había dejado los discos la noche anterior. Mis dedos recorrieron las carátulas, buscando aquella que pudiera conectar más intensamente con él. Finalmente, encontré uno en particular. Lo tomé con cuidado, como si sostuviera una parte de su alma.

Era un disco que no había visto antes, ni siquiera recordaba que Kayn mencionara a esta banda.

Era un disco que no había visto antes, ni siquiera recordaba que Kayn mencionara a esta banda

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Me detuve a observar la portada durante unos segundos, grabándola en mi mente. Tal vez, en algún rincón de su mente, Kayn también había buscado consuelo en este disco. Coloqué el vinilo en el reproductor y ajusté el volumen. El primer desafío era tocarlo, y en ese reto, podría encontrar algo de catarsis.

Me dirigí a la batería y tomé las baquetas con determinación, quizás, podría encontrar una especie de catarsis. Cerré los ojos por un momento, recordando la última vez que toqué junto a Kayn, su sonrisa y su presencia inquebrantable.

Respiré hondo y comencé a tocar, siguiendo el ritmo de la canción. Era mucho más compleja de lo que había creído, además de notar que usaban piezas que no tenía en mi set de batería. Pero no me detuve. En su lugar, improvisé, adaptando lo que tenía a la melodía caótica que resonaba en la habitación. 

La complejidad del ritmo me absorbió completamente. Cada golpe en los parches, cada acento inesperado en los toms, se sentía como una batalla en sí misma. La batería se convertía en una extensión de mi angustia, un medio para canalizar mi desesperación y mi esperanza al mismo tiempo. La intensidad del ritmo me obligaba a concentrarme, a no dejar espacio para los pensamientos oscuros que se arremolinaban en mi mente ante este desafío.

El final abrupto de la canción fue como una ráfaga de viento que despejaba la niebla momentáneamente. Me detuve, mi pecho subiendo y bajando con la respiración agitada, las gotas de sudor aún frías en mi frente, y el dolor en las piernas y muñecas. A pesar de eso, no me detuve; quería más, algo igual de desafiante.

Me acerqué a revisar la parte trasera del disco, y vi una canción particular que llamaría mi atención al instante.

Akali: Bleed... —susurré para mí misma.

Fama Y Amor (Kayn X Akali)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora