"Y cuando vi tu sonrisa, lo supe. Esa era la sonrisa que quería ver siempre al despertar durante el resto de mi vida"
Mario Benedetti.
Calypso
Miedo inquietante.
Tengo los ojos de todos en la sala sobre mí, pero nadie se atreve a acercarse para ver o preguntar lo que pasa. Y les agradezco porque no pienso dar ninguna explicación a nadie.
Ella quiso ser sincera y yo también. Desde que piso el suelo del departamento he querido hacer esto. Y ahora que lo he hecho, me siento un poco mejor.
—No soy como otras, no necesito ganarme a nadie o hacer nada para tenerlo donde lo tengo, cariño.
La burla en mi voz es evidente, tanto como la sonrisa que le dedico.
—Por ahora está embrujado con tu belleza, por lo que representas —me señala—. Por ser la mujer prohibida que eres para él —¿Qué tonterías dice?—. Pero cuando se aburre, te mandará a la mierda. Porque es donde deberías estar siempre. En la mierda que es tu vida de huérfana.
—Creo que no ha sido suficiente la cachetada y te estás buscando otra —me acerco y da dos pasos atrás—. Lykos Lancier no está embrujado como tú dices. Está enamorado, y bueno, no lo puedes entender porque contigo solo fue sexo. Lo que podía hacer con cualquiera.
Mi postura es tan relajada que nadie puede imaginar que llevo un demonio por dentro.
—¡Aunque fue solo sexo! —calla al darse cuenta que gritó—. Aunque fue solo sexo, conmigo se abrió como con ninguna y me atrevo a decir que contigo tampoco lo hizo.
—¡Patética!
—¿Dónde está? —mira a su alrededor—. No sabés, ¿verdad?
—Disfruta de la fiesta y después lárgate. Aquí ya no eres bienvenida —me giro yéndome.
—Pregúntale sobre la Hacienda que tiene su familia a las afueras de la ciudad y verás.
No me volteo y sigo caminando hacia donde están mí madre y Jenna conversando, haciendo lo posible para que sus palabras no me afecten.
Todos se van dejándome con la adolescente complacida y feliz. Hablar con su hermana le ha cambiado mucho el humor y se ve aún más feliz.
—Tienes que ir a descansar, Lexandra.
—Déjame otro rato aquí contigo, porfa.
Me mira haciendo sus ojitos manipuladores.
—Vale, pero solo por un momento.
—Gracias, ¡Eres la mejor! —toma el mando de la televisión—. Así puedo esperar a mi hermano otro rato. Por cierto, ¿dónde está?
Al terminar de hablar nos Volteamos cuando escuchamos el ruido de la puerta al abrirse.
—Hablando del rey de roma —la miro—. Ahí está.
—¡Lykos! —suelta el mando corre como pueda a sus brazos— ¿Dónde estabas?
—!Cuidado! —la abraza—. No puedes hacer muchos esfuerzos.
Tomo mi móvil al lado del suyo sobre la mesa para mandarle un mensaje a Romeo. Su hermano regresó, ya no tengo nada que hacer aquí.
—Pero, estoy bien.
Rodea el hombro de su hermana con su brazo mientras caminan en mi dirección al sofá.

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LA RULETA NEGRA [+21]
RomanceCalypso tenía una vida apacible en España, hasta que la tragedia la obligó a dejarlo todo atrás. Ahora, en las gélidas sombras de Canadá, se ha convertido en una mujer calculadora, guiada solo por la sed de venganza. Su única misión: hacer pagar a l...