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La pareja observó en silencio mientras Jimin, con un leve movimiento de sus manos y un brillo suave de magia, devolvía a su otro yo al universo del que había venido. En cuestión de segundos, la figura del otro Jimin desapareció, dejando la habitación vacía y sumida en un profundo silencio.

Ambos se quedaron ahí por un momento, observando el espacio desocupado, como si aún sintieran la energía residual de su visitante.

—Ahora debo encargarme de esas tres brujas. —dijo Jimin, rompiendo el silencio, su voz decidida aunque algo cansada.

El Alfa lo miró con un leve gesto de preocupación.

—Deberías descansar. —sugirió en un tono suave. —Has trabajado demasiado.

Jimin soltó un suspiro, sus hombros relajándose por un instante, aunque la determinación no abandonó sus ojos.

—Lo haré... pero no hasta que todas las amenazas hayan desaparecido. —respondió con firmeza, como si quisiera convencer tanto a Alfa como a sí mismo.

—Jimin. —El Alfa suspiró, acercándose a él y colocando una mano cálida y firme en su hombro.

—Alfa, debes entender. —replicó Jimin, alzando la mirada hacia él, sus ojos oscuros y llenos de una intensidad que no admitía dudas.

Alfa lo miró fijamente, comprendiendo la carga que llevaba y el sentido de responsabilidad que lo impulsaba a seguir adelante sin descanso.

—Lo entiendo. —dijo en un tono comprensivo. —Pero tu salud me importa mucho más.

Jimin se quedó en silencio, conmovido por sus palabras. Las sombras de la responsabilidad y el agotamiento parecieron disiparse un poco bajo la mirada atenta del Alfa. Finalmente, Jimin asintió, permitiéndose un pequeño respiro mientras ambos permanecían en aquella habitación, en silencio, sabiendo que el peso de sus obligaciones aún estaba ahí, pero también encontrando consuelo en la presencia del otro.

Al amanecer, Jimin despertó suavemente y se encontró con una bandeja de desayuno preparada cuidadosamente junto a él. Sonrió al ver a Yoongi, quien lo observaba con una expresión de ternura y satisfacción por haberlo sorprendido.

—¿Para mí? —preguntó Jimin, sus ojos brillando mientras se acomodaba en la cama.

—Por supuesto, quiero que te relajes y no pienses en nada más. —respondió Yoongi, acomodando la bandeja para que Jimin pudiera comer con comodidad. —Y después de comer, iremos a comprar cualquier cosa que desees.

Jimin dejó escapar una risa suave y, sin pensarlo mucho, se inclinó para abrazarlo, rodeándolo con sus brazos. Su rostro se acercó y, con un gesto dulce, dejó un corto beso en los labios de Yoongi.

—¿Lo que desee? —preguntó en un susurro, todavía sonriendo.

Yoongi asintió, su mirada cálida.

—Lo que quieras. —respondió, acariciando suavemente el cabello de Jimin. —Hoy es todo tuyo.

Jimin tomó su mano, entrelazando sus dedos mientras empezaba a comer, su corazón ligero y su mente en paz. Por un momento, solo existían ellos dos, disfrutando de la tranquilidad de esa mañana juntos.

The omega sorcerer [Y.M][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora