Epilogo

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Yoongi escuchó atentamente, su expresión grave, pero sus ojos llenos de amor y comprensión. Sabía lo que significaba una unión de ese tipo, el sacrificio que implicaba para Jimin. Y también sabía que un vínculo eterno no era algo que debía decidirse a la ligera, pues ambos estarían ligados para siempre.

—Jimin… —murmuró Yoongi, levantando su mano para acariciar el rostro de su omega. —Sé que estás dispuesto a hacer este sacrificio por mí, y es una de las cosas que más admiro de ti, pero necesito que sepas algo: nunca te pediría algo tan grande si no estuvieras seguro. —le beso la frente. —Te amo, Jimin, y eso significa que quiero que tú vivas, que seas feliz, incluso si eso significa aceptar que soy mortal y que nuestras vidas no serán tan largas como quisieras.

—Pero quiero hacer esto, Yoongi, no me importa cuánto tiempo vivamos juntos si es contigo. —Jimin apretó suavemente la mano de Yoongi, con lágrimas asomando en sus ojos. —Prefiero una vida plena, llena de amor, aunque esté compartida por completo contigo; no quiero estar en este mundo si no estás a mi lado. —hablo. —Este vínculo es una manera de asegurar que nunca tendremos que separarnos.

Yoongi asimiló sus palabras, sus propios ojos brillando con emoción. Sabía que su amor por Jimin era tan profundo y fuerte como el que el omega sentía por él, y que aceptaría cualquier vínculo que los mantuviera juntos.

—Entonces hagámoslo, Jimin. —Sonrió con dulzura, mirándolo a los ojos. —Si eso significa poder pasar toda mi vida contigo, sin importar cuánto dure, entonces estoy dispuesto a hacerlo. —soltó un suspiro. —No tengo miedo, porque sé que cada día contigo valdrá la pena.

Jimin sonrió entre lágrimas, sintiendo que un enorme peso se desvanecía. La decisión estaba tomada, y con ella, el destino que compartirían estaba sellado.

—Gracias, Yoongi. —lo abrazo. —Haré todo lo necesario para que el ritual funcione, será un vínculo que nos mantendrá unidos por siempre.

Esa noche, ambos se acurrucaron en la cama, con sus cuerpos entrelazados y una paz profunda en sus corazones. Sabían que el ritual de unión era un paso importante, pero confiaban en su amor y en la fortaleza que les había permitido superar tantos obstáculos.

En los días que siguieron, Jimin comenzó a preparar los elementos necesarios para el Vínculo Eterno, reuniendo hierbas, encantos y antiguos amuletos que protegerían su unión. Y cuando la luna llena iluminará el cielo una vez más, el ritual se llevaría a cabo, sellando su amor y su destino, para que estuvieran juntos más allá del tiempo y la muerte.

La noche de la luna llena llegó, y con ella, el momento de realizar el ritual que uniría sus almas para siempre. Yoongi y Jimin se encontraban en el bosque, bajo la luz suave y plateada de la luna. Habían preparado un pequeño altar en el claro, rodeado de velas y flores que Jimin había recogido especialmente para la ocasión. El viento suave y el susurro de los árboles parecían susurrar bendiciones a la pareja, dándoles la bienvenida al momento que cambiaría sus vidas.

Jimin respiró hondo, tomando las manos de Yoongi y mirándolo a los ojos, buscando el amor y la seguridad que él siempre le transmitía. Yoongi le devolvió la mirada con una sonrisa suave, transmitiéndole calma. Sabía que este era el momento más importante de sus vidas, y estaba decidido a entregarse completamente a Jimin, aceptando todo lo que el vínculo significaba.

—¿Estás listo, Yoongi? —preguntó Jimin en voz baja, temeroso y a la vez lleno de esperanza.

—Más que nunca. —respondió Yoongi, su voz segura y firme, acarició el rostro de Jimin, sus dedos recorriendo con ternura sus mejillas. —No hay nada que desee más que estar contigo, Jimin, en esta vida y en todas las que sigan.

Jimin sonrió, su corazón latiendo con fuerza. Se sentía completo, y por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo por el futuro.

Entonces, Jimin empezó a recitar las palabras antiguas que había aprendido, una invocación que resonaba en el aire como una melodía. Las palabras fluían como un susurro mágico, tejiendo un hilo invisible entre sus almas, mientras el viento se arremolinaba a su alrededor, llevando consigo la esencia de su amor. Yoongi cerró los ojos, sintiendo cómo la magia de Jimin lo rodeaba, envolviéndolo en un cálido abrazo de energía.

A medida que el encantamiento avanzaba, una luz suave comenzó a emanar de sus cuerpos, fusionándose en una sola llama brillante que danzaba entre ellos. Era como si sus almas estuvieran entrelazándose, conectándose de una forma tan profunda que nada en el mundo podría separarlos. Ambos sintieron una oleada de calor y energía, una conexión indescriptible que iba más allá de las palabras.

Finalmente, Jimin tomó un pequeño frasco que contenía una poción preparada con sus propias manos. La poción era el último paso del ritual, el símbolo definitivo de su unión. Él bebió un sorbo primero, sus ojos fijos en Yoongi, y luego le ofreció el frasco a su alfa, quien bebió sin dudarlo, sellando el pacto entre ellos.

La magia se intensificó, envolviéndolos en una brillante luz dorada que se expandió, como un destello que iluminó el bosque por un instante. Sintieron una cálida pulsación en el centro de sus pechos, un vínculo eterno que latía en sincronía con sus corazones, marcando el inicio de su vida juntos en una conexión que desafiaba el tiempo y la muerte.

Cuando la luz se desvaneció, Jimin y Yoongi se miraron, sintiéndose más conectados que nunca. No necesitaban palabras para saber lo que el otro estaba sintiendo. La promesa que se habían hecho estaba sellada, y en ese instante, el universo parecía haber cambiado para adaptarse a su amor.

Yoongi le tomó el rostro a Jimin entre sus manos, acercándose lentamente para besarlo. El beso fue suave, profundo y lleno de una emoción indescriptible. Sabían que ya no eran dos almas separadas; ahora, sus vidas estaban unidas, y cada latido de sus corazones reflejaba el compromiso que habían hecho.

—Eres mi todo, Jimin. —susurró Yoongi, su voz temblorosa y llena de sinceridad. —Mi amor eterno.

—Y tú eres mi vida, Yoongi. —respondió Jimin, con lágrimas de felicidad en sus ojos. —Ahora y siempre.

Esa noche, se quedaron en el bosque, bajo la luz de la luna llena, acurrucados el uno contra el otro, sabiendo que su amor era más fuerte que cualquier poder en el mundo. Estaban unidos por el Vínculo Eterno, y mientras la luna brillaba sobre ellos, ambos comprendieron que, sin importar cuánto tiempo pasará, su amor sería una constante, una fuerza que los guiaría en todos los caminos que la vida les pusiera por delante.

Juntos, enfrentaron el amanecer como una sola alma, listos para vivir una vida compartida, marcada por un amor que sería eterno.

The omega sorcerer [Y.M][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora