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Jimin asintió, intentando controlar la emoción que todavía le hacía temblar. Con una risa suave, miró el anillo en su dedo, sin poder dejar de sonreír. Se inclinó hacia Yoongi y le dio un beso suave, uno que sellaba la promesa que acababan de hacer.

—Te amo. —susurró Jimin, sus labios rozando los de Yoongi. —Gracias por hacerme tan feliz.

—Yo también te amo, Jimin. —respondió Yoongi, acariciando su rostro con ternura. —Eres mi todo.

El resto de la noche fue una mezcla de risas, abrazos y miradas que hablaban de su futuro juntos. Después de la cena, salieron del restaurante, y el frío aire invernal los envolvió. Unos delicados copos de nieve empezaron a caer del cielo, cubriendo la ciudad de un blanco suave y puro. Yoongi entrelazó su mano con la de Jimin, llevándolo hacia el auto que los esperaba.

—Es como si la nieve estuviera celebrando con nosotros. —dijo Jimin, sonriendo mientras extendía una mano para atrapar un copo.

Yoongi observó cómo la nieve se acumulaba en el cabello de Jimin, formando un delicado contraste con su piel. En ese momento, supo que cada sacrificio, cada momento difícil que habían vivido, había valido la pena por llegar a este instante.

—Vamos a casa, prometido mío. —dijo Yoongi, con una sonrisa cálida.

Jimin rio suavemente al escuchar cómo lo llamaba, sintiendo que el título era perfecto. Asintió, y juntos se subieron al auto, abrazados bajo la manta de felicidad que los envolvía. Sabían que la vida traería desafíos, pero ahora tenían la certeza de que podían enfrentarlos juntos, de que tenían un amor que los fortalecería.

Al llegar a casa, se acurrucaron en la cama, sin decir nada más. Simplemente, se miraron y se abrazaron, sintiendo el calor del otro, con el anillo brillando suavemente bajo la tenue luz. Esa noche, ambos durmieron con el corazón lleno de amor y paz, sabiendo que el futuro que soñaban juntos estaba por comenzar.

—Es tan extraño pensar en ello. —confesó Jimin, con una sonrisa suave. —Todo este tiempo he sido el guardián, alguien que protegía y servía a tu familia... pero ahora estoy aquí, contigo, como igual.

Yoongi acarició su mano, y luego subió sus dedos hasta el rostro de Jimin, tocándolo con la misma devoción y amor que siempre había sentido.

—No solo eres mi igual, Jimin, eres mi otra mitad, mi compañero, mi amor eterno. —le acarició el rostro. —No eres solo parte de esta familia, eres quien le da sentido, no importa cuántos siglos hayan pasado; lo que importa es que finalmente estamos juntos, donde siempre debimos estar.

—Me hace feliz escucharte decir eso, Yoongi. —Jimin sonrió y se inclinó hacia Yoongi, apoyando su frente en la de él. —Porque siempre te he amado, incluso cuando no podía decirlo, cuando solo podía protegerte desde las sombras.

Ambos cerraron los ojos, disfrutando de la cercanía, del calor que compartían. El peso de los siglos de deber y lealtad había sido reemplazado por una unión más profunda, uno que los unía más allá de cualquier promesa o juramento antiguo.

The omega sorcerer [Y.M][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora