Olvidándolo

Alas

Estaban en el dormitorio de Pran, el aire se sentía pesado, como si tuviera peso, presionando sobre él con cada palabra que Pat hablaba.

Pat le había enviado un mensaje para reunirse urgentemente, y ahora Pat está allí hablando de que se tienen que huir. Podía ver a Pat caminando frente a él, las manos moviéndose con cada frase, su rostro vivo con la chispa de algo salvaje, algo indómito y feroz. Era el mismo fuego que siempre atraía a Pran hacia él, un fuego que lo hacía sentir seguro, pero de alguna manera al límite, como si estuviera parado justo al borde de algo masivo, algo que podría cambiarlo todo.

-Pran, piénsalo-, dijo Pat, su voz baja y persuasiva. -Por fin podríamos ser libres. Libre de todo: nuestras familias, sus expectativas, todo eso. Podríamos ser nosotros mismos-

Las palabras de Pat agitaron algo profundo en Pran, un destello de esperanza mezclado con un golpe de miedo. Quería esa libertad, la oportunidad de dejar atrás todo el peso de los planes de su familia para él, sus reglas y demandas tácitas. Para poder finalmente extender sus alas y volar, para encontrar sus verdaderos colores. Sin embargo, incluso cuando sintió que la emoción se acumulaba, otra voz se arrastró, recordando todo lo que dejaría atrás. Su familia, sus estudios, la vida que ha trabajado tan duro para construir. ¿Estaba realmente dispuesto a arriesgar todo eso?

Pat se inclinó más hacia cerca, sus ojos intensos, su voz cayó en un susurro. -Hemos pasado por muchas cosas juntos, Pran. Todos estos años creciendo, escabulléndose para estar juntos solo porque nuestras familias se odian. En ese entonces éramos el escape del otro, ¿no?-

Pran no pudo evitar sonreír ante eso. Los recuerdos lo bañaron, de tardes que pasaron riendo juntos, robando momentos de distancia de los ojos atentos de sus familias. Era como si tuvieran este mundo secreto para ellos solos, un lugar donde podían estar. Lo compartían todo, cada pequeña rebelión, cada sueño tranquilo. También habían sido rivales, rivales que se odiaban en un momento dado. En cualquier caso, Pat había sido su refugio seguro, su ancla, la única persona que realmente entendía lo que era vivir bajo la presión constante de las expectativas.

Pero ahora, Pat le estaba pidiendo que diera el salto más grande hasta ahora. Y eso lo aterrorizó.

-¿Qué hay de la universidad, Pat?- Pran preguntó, su voz apenas más que un susurro. -Todo el tiempo y el trabajo que le hemos puesto... estamos muy cerca de graduarnos. ¿De verdad vamos a tirarlo todo?-

La cara de Pat se ablandó, pero había un toque de impaciencia en sus ojos. -Nada de eso importa si no somos libres. ¿Qué sirve de eso si estamos atrapados viviendo vidas que no queremos?-

Pran se tragó, mirando alrededor de la habitación. Los carteles familiares en sus paredes, la pila de libros junto a su cama, sus notas de clases, todos los recordatorios de una vida que luchó por construir. Pensaba en su familia, en sus sacrificios, en el orgullo de sus voces cada vez que hablaban de su educación. Tenían tantos sueños envueltos en su futuro. ¿Lo mirarían de la misma manera si se alejara de todo eso?

Como si sintiera su vacilación, Pat respiró profundamente. -Paa está de acuerdo con eso. Hablé con ella-, dijo, con los ojos fijos en Pran. -Ella entiende por qué tengo que hacer esto. ¿Por qué tenemos que hacer esto?-

Pran parpadeó sorprendido. Siempre había pensado en Paa como la sombra de Pat, alguien a quien se sentía protector, de la misma manera que Pran a menudo se sentía acerca de su propia familia. El hecho de que Paa entendiera, que estaba dispuesta a dejar ir a Pat, fue casi suficiente para convencerlo. Casi.

Pero todavía había algo que lo frenaba. Sintió que su pecho se apretaba, sus pensamientos se arremolinaban. Ya podía imaginar las caras de sus padres, la decepción y la incredulidad. ¿Alguna vez lo perdonarían por algo como esto? Sabía que lo veían como el responsable, el hijo que haría las cosas bien, seguiría el plan, los haría sentir orgullosos.

Y, sin embargo, aquí estaba Pat, instándolo a tirar todo eso. Para entrar en lo desconocido.

-Solo dame algo de tiempo para pensar, Pat-, dijo Pran, su voz suplicando. -Solo... necesito averiguar si esto es realmente lo que quiero-

Pat sacudió la cabeza, su rostro de repente se nubló con urgencia. -No tenemos tiempo, Pran. Si no nos vamos esta noche, ese tipo seguirá adelante con sus amenazas. No está fanfarroneando, nos va a exponer. Y una vez que lo hace... no hay vuelta atrás. Todo por lo que hemos luchado, todo lo que hemos mantenido oculto... todo estará a la luz del aire libre.-

Pran sintió su corazón acelerar, sus manos temblaban mientras miraba hacia abajo, tratando de estabilizarse. Podía escuchar la tensión en la voz de Pat, el miedo mezclado con la desesperación. Habían sido muy cuidadosos, habían mantenido sus secretos enterrados profundamente, pero de alguna manera no había sido suficiente. Y ahora, sus vidas como las conocían podrían desentrañar en una sola noche.

Miró a Pat, tomando la cara familiar, los ojos que tenían tanto comodidad como peligro. Pensó en el futuro que podrían tener juntos, un futuro libre de miedo y secreto. Fue tentador, incluso embriagador. Pero también se sentía imprudente, como un salto a la oscuridad sin saber lo que había del otro lado.

Pran tomó una respiración temblorosa, el peso de su decisión se mantuvo sobre él. No sabía si era lo suficientemente valiente como para hacer esto, para arriesgar todo por lo que había trabajado, todo lo que su familia había sacrificado. Pero, de nuevo, ¿no era Pat también su familia? ¿No habían sido siempre el lugar seguro del otro?

Su cabeza daba vueltas, su corazón dividido entre la lealtad y el amor, entre el deber y la libertad. Sabía que cualquiera que fuera la elección que tomara, renunciaría a algo precioso. Y, sin embargo, en ese momento, con Pat de pie frente a él, instándolo a dar ese salto, Pran sintió un pequeño y parpadeante sentido de esperanza, un sentimiento que no se había permitido abrazar completamente hasta ahora.

-Muy bien- susurró, apenas audible, su voz temblando. -Iré contigo-