Todos los proyectos estaban parados a causa del sabotaje, lo cual significaba que esa noche nadie tenía que entrar en el laboratorio. Isabella estaba preocupada por si alguien quería 'contratar' sus servicios, por lo que se mantuvo alejada de las zonas donde había más gente y se limitaba a pasear cerca del laboratorio cuántico. No sabía cuánto tiempo tendría que esperar y estaba nerviosa, ya que muchas cosas podían salir mal. Quizá por eso tenía la sensación de que alguien, a lo lejos, la estaba vigilando; sin embargo, cuando se giraba, no veía nada sospechoso. Esa noche había poca gente en la calle: los pocos que había eran trabajadores que entraban o salían de los edificios. Isabella estaba comenzando a sentir frío con tan poca ropa, así que decidió seguir caminando.
Finalmente llego un coche que entro en el aparcamiento del laboratorio cuántico, Isabella ya se había fijado que el guarda de seguridad, aunque no estaba dormido, se limitaba a quedarse en la garita leyendo una revista, por eso, Isabella se agacho y se arriesgó a entrar andando en el aparcamiento, si el guardia hubiese mirado fuera de la garita, la habría descubierto pero tuvo suerte que al estar vacío el laboratorio cuantico, el guardia estaba mas relajado leyendo la revista.
Cuando entró, se dio cuenta de que no tenía idea de adónde había ido el hombre del coche que había llegado antes, y que tenía poco tiempo, porque, si había cámaras de seguridad, podrían descubrirla. No tenía pensado entrar en el laboratorio, ya que no formaba parte del plan, pero al ver el coche, entendió que, si los chinos solo enviaban a un trabajador corrupto a buscar la supuesta copia de seguridad, el plan podía fracasar. Por suerte para ella, había algunos letreros en la entrada, y, siguiendo el camino hacia el departamento de informática, vio una luz a lo lejos. Antes de acercarse, tuvo la precaución de encender su móvil y activar la grabadora de voz. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa al entrar en el laboratorio y no ver a nadie. Confundida por la ausencia de personas, estaba a punto de salir cuando un hombre armado con una pistola entró
—Vaya, así que tú eres el motivo por el que he tenido que venir al laboratorio —le dijo el hombre.
—¿Trabajas para los chinos? —preguntó Isabella.
—Ni lo sé, ni me importa. Solo sé que pagan mucho dinero —respondió el trabajador.
—¿Estás buscando el USB con la copia de seguridad? —preguntó Isabella.
—No te hagas la tonta, que ya sé que no existe el USB. Hace una hora, mi contacto me llamó diciendo que quizá había un USB con una copia de seguridad. Yo les dije que era imposible; no había ningún motivo para que alguien guardara una copia de seguridad en un USB, pero no me creyeron y me mandaron a confirmar que todo era una mentira —le explicó el hombre.
—Y supongo que fuiste tú el encargado del sabotaje —dijo Isabella.
—Así es. Me pasaron un USB con el virus informático, y solo tuve que conectarlo a un puerto de mi ordenador. Pero olvídate de atraparme, porque cuando regresaba del baño vi en el pasillo cómo activabas la grabadora del móvil. Me temo que tendré que matarte —le dijo el hombre.
Isabella tenía mucho miedo; no quería morir, pero sabía que debía aprovechar cualquier oportunidad para distraer al hombre. Desde que era mujer, se había vuelto más sensible a las miradas de los hombres, y era evidente que aquel también se había fijado en su cuerpo. Por eso, metió el móvil en el pequeño bolso que llevaba y, lentamente, se agachó para dejar el bolso en el suelo, asegurándose de que el hombre tuviera una buena vista de sus pechos. Cuando volvió a mirarlo, parecía que la estrategia había funcionado.
—Sabes, antes de matarte quizá podría divertirme un poco. Eres una mujer muy hermosa; te mataré igualmente, pero antes quiero que me hagas un striptease —dijo el hombre.
En ese momento, Isabella haría cualquier cosa que le permitiera seguir unos minutos más con vida. Por ese motivo, empezó a quitarse la ropa lentamente y de la forma más sensual posible. Era curioso que hasta ahora nunca hubiera hecho un striptease, seguramente porque Filippo la había visto tantas veces desnuda que debía conocer su cuerpo de memoria. Pero Isabella se prometió que, si salía con vida de esta, practicaría el striptease con Filippo, porque de momento no le estaba saliendo muy bien, seguramente por lo nerviosa que estaba. Sin embargo, el hombre estaba completamente concentrado en disfrutar del cuerpo desnudo de Isabella.
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FisicaCuanticaTG
AdventureJavier tenía la fantasía de ser mujer, aunque nunca se cumplió, han pasado los años y ahora trabajada con ordenadores cuánticos, hasta que un misterioso accidente le hace tener un cuerpo de mujer muy sensual, Javier ahora como Isabella vivirá múltip...