Temporada 4 Capitulo 6

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Cuando Isabella se despertó, encontró una nota del CFO diciendo que había tenido que irse temprano por cuestiones de trabajo. Saber que el CFO la había visto durmiendo desnuda, con solo unas bragas puestas, hizo que Isabella se sintiera caliente. Se vistió, tuvo que ponerse el vestido de la noche anterior y fue a casa de Filippo, donde se dio un baño relajante, como los que tanto le gustaban y que le permitían admirar su cuerpo de mujer. Después, se puso ropa más cómoda y aprovechó la mañana para mejorar en el tema del maquillaje con la ayuda de tutoriales de YouTube. Cuando se aburrió, decidió explorar un poco más la casa de Filippo. Descubrió que era enorme, y al subir al desván quedó impresionada: estaba lleno de cajas con recuerdos muy antiguos. Solo les dio una mirada rápida, pero llegó a encontrar una vieja foto familiar fechada en 1905.

Después de comer, la llamó Alberto, y, hablando un poco de todo, Isabella le mencionó que Filippo estaría unos días fuera del país. Alberto la invitó a quedarse en su casa hasta que Filippo regresara, pero esto no le pareció bien a Isabella, ya que era la novia de Filippo. Sin embargo, Alberto insistió mucho, y al final llegaron a una solución intermedia: Isabella pasaría el día en casa de Alberto, pero se iría a dormir a casa de Filippo. Esa misma tarde, se trasladó a casa de Alberto, quien vivía en un lujoso piso en el centro de la ciudad. Isabella no había tenido sexo en todo el día y, al ver a Alberto, no pudo evitar mojarse al recordar lo buen amante que era. Después de enseñarle el piso, Alberto le comentó que tenía que irse a trabajar por un cliente importante, pero le aseguró que ya había hecho los arreglos necesarios para satisfacer sus necesidades antes de marcharse.

Isabella aprovechó para ponerse cómoda. Aunque durmiera en casa de Filippo, Alberto le había dicho que podía usar la habitación de invitados. Como aún no había tenido sexo, decidió quitarse la ropa para darse un momento de placer. Justo cuando se había quitado la camiseta y los pantalones, llamaron a la puerta. Salió de la habitación en ropa interior y, al mirar por la mirilla para ver quién era, se llevó una gran sorpresa: frente a la puerta había un hombre africano vestido con traje. Parecía tener entre 30 y 40 años, pero era alto, atlético y con un cuerpo visiblemente musculoso. Sin saber qué hacer, le preguntó a través de la puerta qué quería, y él le respondió que Alberto lo había enviado para satisfacer sus necesidades. Ella le pidió que esperara cinco minutos, llamó a Alberto, quien le confirmó que era alguien de su confianza. Aún en ropa interior, Isabella fue a maquillarse un poco antes de abrir la puerta.

Aunque tardó pocos minutos en maquillarse, aprovechó para fantasear. Desde el 'incidente' con las dos rubias del balneario, tenía ganas de probar el sexo lésbico, pero aún no se había planteado qué otras fantasías quería explorar como mujer. Lo que tenía claro era que deseaba disfrutar al máximo de su cuerpo femenino. Pensar en lo que iba a suceder a continuación la excitó aún más. Por suerte, había llevado consigo algunos conjuntos de lencería sexy. Se puso uno de ellos y, al mirarse al espejo, se sintió tan caliente que, por un momento, se imaginó teniendo sexo con su versión masculina. 'Es una lástima que esta fantasía no pueda cumplirse', pensó Isabella.

Cuando abrió la puerta, Isabella disfrutó al ver cómo el africano la miraba con deseo. Sintiendo ese deseo, lo besó y lo llevó hasta la habitación de invitados. Allí se quitó la ropa interior mientras él le acariciaba los pechos y comenzaba a desvestirse. Cuando Isabella vio el tamaño del miembro del africano, entendió por qué muchas mujeres fantaseaban con estar con alguien como él. Demostró ser un excelente amante y resistió durante un buen rato, pero el cuerpo de Isabella parecía insaciable. Le encantaba ser poseída por él, así que, para ayudarlo a recuperarse más rápido, decidió darle una buena felación. Siguió disfrutando del sexo como mujer, tuvo varios orgasmos y gozó tanto que, en su mente, dejó claro que, cuando llegara el momento adecuado, no dudaría en repetir la experiencia con él.

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