Isabella estaba en su antiguo cuerpo, pero esta vez ni siquiera estaba atada. Sin embargo, cuando intentó salir de la habitación, descubrió que la puerta estaba cerrada con llave. "Las cosas no podían ser tan fáciles", pensó Isabella, resignada. Examinó la habitación y se sorprendió al descubrir que parecía estar en uso. Comenzó a buscar en los armarios y encontró ropa de hombre que, curiosamente, parecía de su talla. Quizá la Isabella original dormía en esa habitación. Siguió buscando pistas que le indicaran qué había sucedido con su cuerpo original, pero, para su sorpresa, volvió a desmayarse. "Solo han pasado unos pocos minutos", pensó antes de perder el conocimiento.
Cuando volvió en sí, se encontró desnuda. Filippo ya le había dicho antes que eso era algo habitual en la antigua Isabella, pero al ver la expresión en su rostro, supo que algo había salido muy mal. Y es que, por primera vez, Filippo parecía realmente enfadado, y daba la impresión de que su enojo era con ella.
—Dime que no es verdad, dime que solo es una sucia mentira —le dijo Filippo.
—¿De qué hablas? —preguntó Isabella. Por primera vez, tenía miedo de Filippo; estaba visiblemente muy enfadado.
—Lo sabes perfectamente. ¿Es verdad que antes eras un hombre de 50 años? —preguntó Filippo.
—Lo lamento mucho. Quería decírtelo, pero no encontré el momento adecuado —intentó explicarle Isabella.
—No me vengas con excusas. Tenías que habérmelo dicho desde el principio —exclamó Filippo, intentando controlar su rabia, pero claramente nervioso.
—Estaba en una situación muy difícil. Aquí no tengo nada y no quería perder tu ayuda —se justificó Isabella.
—¿Tan superficial piensas que soy? ¿Qué crees? ¿Que te habría echado de casa solo porque antes eras un hombre? —dijo Filippo, aún más enfadado.
—No, claro que no. Pero después empezaste a gustarme y quería construir una nueva vida contigo —dijo Isabella, intentando hacerle comprender que lo amaba.
—Solo estás empeorando las cosas. ¿Tu plan era no decirme nunca que antes habías sido un hombre? —preguntó Filippo.
—Estaba buscando el momento adecuado —respondió Isabella.
—¿Es que no lo ves? En la física cuántica, cosas como la fecha de nacimiento o el sexo son solo atributos del cuerpo, aunque nosotros les demos demasiada importancia. Pero la confianza es lo más importante en una relación, y tú has traicionado mi confianza al no decírmelo desde el principio —dijo Filippo.
—Lo siento mucho —Isabella empezó a llorar, comprendiendo hasta qué punto se había equivocado. Por primera vez, desde que era mujer, la enorme tristeza que sentía la hizo llorar desconsoladamente.
—La Isabella original ya ha obtenido su venganza. Ella llegó a conocerme mejor que tú y sabía que, para mí, la confianza en una relación es lo más importante. Me ha prometido no volver a tu cuerpo. Ahora que ya estás segura, creo que deberíamos pasar unos días separados para pensar qué haremos a partir de ahora. No te preocupes, puedes quedarte en mi casa. Un excompañero mío de la universidad, que ahora trabaja en Europa, me ha invitado unos días. En parte es un viaje de placer y, en parte, de trabajo; quiere mi ayuda. Estaré unos días fuera de casa —dijo Filippo antes de marcharse.Filippo entró en la mansión para prepararse para el viaje, mientras Isabella seguía llorando junto a la piscina. Filippo tenía razón: podría haber empezado una nueva vida con él, incluso con la amenaza de la Isabella original. Pero ahora comprendía que solo ella era la culpable de que quizá nunca pudiera ser su pareja. Solo en ese momento, al haber perdido a Filippo, se atrevió a reconocer cuánto lo amaba y lo profundamente enamorada que estaba de él. Sin embargo, ya era demasiado tarde.
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FisicaCuanticaTG
AventuraJavier tenía la fantasía de ser mujer, aunque nunca se cumplió, han pasado los años y ahora trabajada con ordenadores cuánticos, hasta que un misterioso accidente le hace tener un cuerpo de mujer muy sensual, Javier ahora como Isabella vivirá múltip...