Temporada 4 Capitulo 8

7 0 0
                                    


Cuando acabaron, la chica le preguntó si era su primera vez con otra mujer, e Isabella dijo que sí. La chica se rió y dijo que estaría encantada de repetirlo con ella. Estuvieron hablando un buen rato. Otra cosa que le gustaba a Isabella de ser mujer era que las mujeres hablaban con ella con mucha más confianza que cuando era hombre. Finalmente, Isabella se fue del apartamento y, pensando aún en lo maravilloso que era el sexo lésbico, cogió despistada la llamada entrante sin mirar quién era.

—Tengo buenas noticias, hermanita —le dijo la mujer.

Isabella, sorprendida, vio que era su hermana la que estaba llamando.

—¿Qué ha pasado? —preguntó, aunque sospechaba cuál era la buena noticia.

—¡Me han ascendido! Me lo han dicho esta mañana, aún no me lo creo. Estaba segura de que cogerían a otra persona para el puesto que había quedado vacante —dijo su hermana.

—No digas tonterías. Eres muy trabajadora y estoy segura de que te mereces el ascenso —le respondió Isabella.

—Pero había muchos compañeros más cualificados y con más experiencia que yo. Estoy segura de que lo puedo hacer bien, solo que no entiendo por qué me han elegido a mí —añadió su hermana.

Isabella se dio cuenta en ese momento de que quizá a su hermana no le gustaría saber por qué la habían ascendido.

—Quizá algún directivo de alto nivel se ha fijado en tu trabajo —dijo Isabella, que sabía con seguridad qué directivo había sido.

—Es posible, y sin duda sería una buena noticia. Solo espero que esto no me dé mala imagen, ya sabes; espero no ganarme la fama de favorita del jefe. Me gustaría destacar por mis éxitos —comentó su hermana.

—Bueno, pues esta es tu gran oportunidad para tener éxito y demostrarles a todos que te lo has ganado —le animó Isabella.

—Tienes razón. Tenemos que hablar más, hermanita. Ya te llamaré en otra ocasión —le dijo su hermana.

—Claro que sí, estoy deseando hablar contigo —respondió Isabella.

Cuando colgó, Isabella se puso triste porque comprendió que había sido un gran error intentar ayudar a su hermana. Sin duda, había tenido éxito y había logrado ayudarla, pero no estaba segura de que su hermana le agradeciera esa ayuda si algún día llegaba a enterarse. En parte, lo comprendía: ahora que sabía que había candidatos más cualificados para el puesto, se dio cuenta de que a su hermana no le gustaría conocer el verdadero motivo de su ascenso.

Se fue a comer a un buen restaurante y, después, aprovechó para pensar en su siguiente fantasía. Cuando la llamó Alberto y le preguntó cómo podía complacerla, Isabella le preguntó si conocía a hombres de confianza para hacerla realidad. Cuando él dijo que sí, ella le explicó lo que quería hacer. Alberto le aseguró que lo tendría preparado para las 8 de la tarde. Isabella decidió darse un capricho y se fue al centro comercial a comprar lencería sexy. Solo con probarse diferentes conjuntos y verse en el espejo, se puso tan caliente que, para las 8, ya estaba sedienta de sexo.

Tal como había prometido Filippo, a las 8 en punto llamaron a la puerta. Isabella ya les estaba esperando con el conjunto de lencería sexy que se había comprado. Eran dos hombres: uno de unos 30 años o más, y otro que quizá había cumplido los 40, pero seguía siendo atractivo. Ambos comenzaron a besarla y manosearla. Isabella estaba tan caliente que ya estaba completamente mojada. Aunque al principio tuvo ciertas dificultades con la postura, cuando movió las caderas para adaptarse a la doble penetración en una posición cómoda, sintió un placer inmenso. Era como experimentar el doble de gozo, y los orgasmos que tuvo fueron mucho más intensos.

FisicaCuanticaTGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora