Temporada 4 Capitulo 4

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Aunque aún era un poco temprano, decidieron ir a comer al restaurante del balneario. Después, planearon disfrutar de todas las instalaciones posibles antes de tener que marcharse a prepararse para la cena de gala. Sin embargo, hubo un detalle que llamó la atención de Isabella mientras iban al restaurante y pedían los platos: Alberto comenzó a hacerle preguntas sobre ella, enfocándose en un tema en particular.

—¿Cómo está tu hermana? —preguntó Alberto.

—¿Cómo sabes que tengo una hermana? —replicó Isabella, sorprendida.

—Recuerdo que me lo mencionaste la última vez que nos vimos —respondió él con naturalidad.

—Ella está bien. Ahora está trabajando fuera del país, pero le va muy bien —contestó Isabella, con una sonrisa ligera.

—¿Y en qué empresa trabaja? —insistió Alberto, curioso.

—Es economista. Trabaja en la sede central de Pemex —explicó Isabella. Siempre había tenido buena memoria, y recordaba que, cuando descubrió que su hermana trabajaba en Pemex, la noticia le sorprendió mucho.

—¿Y os lleváis bien? —preguntó Alberto, con cautela.

—No, hay algunas cosas de mi pasado que nos han distanciado —respondió Isabella, eligiendo cuidadosamente sus palabras. No estaba segura de cuánto sabía Alberto sobre su pasado, así que prefirió ser prudente.

—Perdona si te he incomodado. Es que siempre he querido tener un hermano —dijo él, con un tono de disculpa.

—No te preocupes —respondió Isabella con amabilidad.

Siguieron hablando de otros temas, pero Isabella no podía dejar de pensar en su hermana. Ella solo quería empezar una nueva vida como mujer al lado de Filippo, pero ahora se daba cuenta de que había otras cosas que considerar. En su vida anterior como hombre, había sido hijo único; sin embargo, ahora no solo era una mujer hermosa, sino que también tenía una hermana. Durante estos días apenas había tenido tiempo para reflexionar al respecto, pero si decidía iniciar una nueva vida como Isabella, podría disfrutar plenamente de su cuerpo de mujer y también explorar lo que significaba tener una hermana.

La idea le resultaba un poco extraña. Habituarse a su cuerpo femenino había sido una experiencia interesante, especialmente al descubrir el sexo desde una nueva perspectiva. Pero, ¿sería capaz de construir una relación cercana con su hermana? ¿Podría hablar de "cosas de mujeres" con ella?

Mientras Isabella se perdía en sus pensamientos, Alberto notó que no le estaba escuchando. Cuando llegó la comida, decidió empezar a comer. Al probar el primer bocado, Isabella se dio cuenta de que el plato estaba delicioso, lo que logró distraerla momentáneamente de sus preocupaciones.

Cuando llegaron los postres, Alberto le dijo a Isabella que tenía una sorpresa preparada para ella. Le explicó que, aunque el balneario era de reciente construcción, los inversores del proyecto no se habían conformado con crear un balneario de lujo, sino que también habían incluido todas las opciones posibles para que fuera una experiencia única.

Intrigada, Isabella le preguntó qué significaba eso. Alberto, con una sonrisa pícara, le explicó que las saunas estaban separadas por sexos porque permitían a los clientes entrar desnudos.

La idea provocó en Isabella una intensa sensación de calor. Solo imaginarse a sí misma desnuda junto a otras mujeres desnudas hizo que su cuerpo se encendiera. Sin que Alberto lo supiera, esta escena le resultaba extremadamente morbosa, no solo por el aspecto sexual de la imagen, sino también porque, aunque ahora pensaba y vivía como mujer, aún no había olvidado del todo que antes había sido un hombre. La combinación de sensaciones le resultó tan excitante que, cuando terminaron el postre, Isabella casi le suplicó a Alberto que tuvieran una sesión rápida de sexo antes de ir a la sauna.

Alberto volvió a demostrar su habilidad como amante, estimulando el cuerpo de Isabella hasta límites que ella ni siquiera había imaginado. Cuando finalmente se recuperó de tanto placer, decidieron dirigirse a la sauna. Antes de separarse, Alberto le deseó que disfrutara, y se fue hacia la sauna de hombres. Isabella, por su parte, entró al vestuario de mujeres, se despojó de su ropa y se dirigió a la sauna femenina.

La mayor parte de las mujeres en la sauna estaban desnudas. Era un espacio amplio, lleno de vapor, y aunque había muchas mujeres maduras, Isabella notó la presencia de dos jóvenes rubias sentadas cerca. Eran increíblemente atractivas, con cuerpos perfectos que irradiaban sensualidad. Fascinada, Isabella no pudo evitar fijarse en sus pechos, sus curvas y sus vaginas.

Lo que sucedió a continuación parecía sacado de una fantasía erótica. Las dos jóvenes se dieron cuenta de que Isabella las estaba observando y, con una sonrisa divertida, comenzaron a besarse. Isabella no podía creerlo: eran lesbianas. La escena la dejó completamente fascinada y tremendamente excitada. Sentía cómo su cuerpo reaccionaba de una manera que nunca antes había experimentado, deseando probar el sexo lésbico con ellas.

Sin embargo, las jóvenes se marcharon antes de que Isabella pudiera acercarse. A pesar de ello, disfrutó intensamente de la experiencia de verlas tan cerca, desnudas, mientras se besaban apasionadamente.

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