Después de que se fuera el africano, Isabella se dio una ducha rápida, se vistió y, poco después, llegó Alberto. Ella le dio las gracias por "ocuparse" de sus necesidades, y él le respondió que haría realidad cualquier fantasía que tuviera, incluso si no era con él. Isabella se sintió un poco avergonzada, pero al final se atrevió a confesarle que quería tener sexo lésbico. Él le prometió que se encargaría de todo. Ella, agradecida, le hizo una mamada; había descubierto que le encantaba hacer que los hombres la desearan. Alberto volvió a demostrar que era un excelente amante, e Isabella disfrutó mucho del sexo con él. Estaba siendo más que un amante; había demostrado que era una persona en la que podía confiar.
Cuando ya estaba anocheciendo, Isabella regresó a casa de Filippo y recibió una llamada suya.
—¿Cómo estás, princesa? —le dijo Filippo.
—¿Ya no me odias por ocultarte la verdad? —preguntó Isabella.
—Nunca te odiaré, princesa. Estaba enfadado, y sigo triste porque no confiaras en mí. Por eso, cuando vuelva, hablaremos. Me gustaría que nos diéramos una oportunidad: podemos hablar, pasar unos días juntos y ver qué sucede —respondió Filippo.Ella había tenido que aceptar que se estaba enamorando de Filippo, y por eso, cuando él no le dijo que estaba enamorado de ella, le dolió a Isabella.
—¿Cuándo vuelves? —preguntó Isabella.
—Si todo va bien, dentro de dos días. Lamento haberte dejado sola, pero necesitaba alejarme de todo —contestó Filippo.
—No te preocupes. Usé el número de Alberto y está satisfaciendo muy bien mis necesidades.
—¿Pero solo es por el tema sexual, o habéis intimado más? —preguntó Filippo después de un largo silencio.
—Estaba aburrida y me está proporcionando mucha diversión. ¿Es algo malo? —replicó Isabella, algo enfadada. Si Filippo no la consideraba su novia, no podía prohibirle hablar con otros hombres, y menos después de haberse marchado, dejándola sin nadie con quien desahogarse.
—No, no es nada malo. Pero recuerda que los contactos que te di eran exclusivamente para emergencias. Es decir, si solo es por el sexo, no pasa nada. No tendría que haberte dejado sola —dijo Filippo, preocupado.
—No te preocupes, estaré bien —respondió Isabella.Luego colgó, molesta por la actitud de Filippo. No le gustó nada que se preocupara tanto por su relación con Alberto; no había ningún motivo para preocuparse.
Isabella decidió que, si realmente estaba enamorada de Filippo, cuando él regresara tendría que intentar serle fiel, incluso siendo ninfómana. Por eso, decidió que al día siguiente tendría todo el sexo que pudiera para satisfacer su apetito sexual y poder reconciliarse con Filippo cuando volviera. Sin embargo, por primera vez, se planteó qué pasaría si Filippo ya no estuviera interesado en ella. Quizá tendría que buscar a otro hombre. Molesta por pensar en esa posibilidad, fue a comer y se acostó temprano, aunque antes se dio un baño relajante. Desde que se había convertido en mujer, su actividad favorita era tener sexo, y la segunda, disfrutar de largos baños relajantes para apreciar su cuerpo de mujer.
A la mañana siguiente, después de desayunar, encendió el móvil y vio un WhatsApp de Alberto en el que le decía que ya se había encargado de cumplir su fantasía erótica. Le dio una dirección y una hora. Isabella se puso lencería sexy; ya estaba muy excitada, deseando disfrutar del sexo lésbico.
Cuando llegó al apartamento, le abrió una chica joven. Quizá era un poco mayor que Isabella, pero por pocos años. Sin decir nada, la chica besó a Isabella, y ella se dejó llevar. No sabía qué le había dicho Alberto a la chica, pero parecía que ella ya sabía que Isabella nunca había tenido sexo lésbico, porque tomó la iniciativa.
Cuando ambas estuvieron desnudas, la chica se tumbó en la cama y colocó a Isabella encima de ella, de modo que Isabella sintió cómo sus pechos se frotaban contra los de la otra mujer. Entonces, con gran habilidad, la chica movió su cuerpo, haciendo que sus pezones presionaran los de Isabella, provocándole un placer muy intenso. Era una sensación diferente a la que experimentaba cuando era penetrada por un hombre, pero tan intensa que llegó a un orgasmo muy fuerte.
El sexo con otra mujer, aunque diferente al sexo con un hombre, también le gustó a Isabella. Eran dos tipos de placer distintos, pero ella disfrutaba de ambos. Sin embargo, cuando la chica acarició su clítoris, Isabella sintió un placer tan profundo que se dio cuenta de que, dependiendo de la habilidad de la persona que le daba placer, podía llegar a disfrutar más el sexo con mujeres que con hombres.
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FisicaCuanticaTG
AdventureJavier tenía la fantasía de ser mujer, aunque nunca se cumplió, han pasado los años y ahora trabajada con ordenadores cuánticos, hasta que un misterioso accidente le hace tener un cuerpo de mujer muy sensual, Javier ahora como Isabella vivirá múltip...