Temporada 3 Capitulo 18

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Cuando Isabella salió del consulado, se alegró de que, en el último momento, se le hubiera ocurrido decirle a Filippo que no la esperara frente al edificio. Así que caminó hasta la calle donde habían quedado. El problema era que estaba demasiado cerca, y ella sospechaba que el transmisor tenía un micrófono incorporado para escucharlos. De lo contrario, podrían haber hecho que alguien los siguiera sin que ellos se dieran cuenta. Cuando Isabella vio el coche de Filippo, él se bajó claramente preocupado. Isabella solo tuvo tiempo de escribirle un mensaje por WhatsApp que decía: "Disimula y sígueme la corriente"

- Hola, guapo. Soy prostituta y estoy muy caliente. ¿Te gustaría tener sexo conmigo a buen precio? —le dijo Isabella.

- Ufff, cómo me pones, muñeca —le dijo Filippo. Estaba falseando la voz y quizá sobreactuaba un poco, pero ella se alegraba de que hubiera entendido su mensaje.

- ¿Por qué no me llevas a un motel discreto, donde nadie nos pueda ver, y me follas? —le dijo Isabella, con la intención de que él no la llevara al hotel donde estaban alojados.

- Te aseguro que yo también quiero proteger mi privacidad —le dijo Filippo. Parecía que había entendido el mensaje. Por una simple casualidad, el coche de Filippo era alquilado con papeles falsos. Si al bajar del coche e ir al motel nadie los observaba, podrían hablar tranquilamente. Aunque existía la pequeña probabilidad de que alguien hubiera seguido a Filippo, quizá solo pensarían que era un juego erótico entre ellos dos.

Filippo parecía disfrutar de la situación porque, durante todo el trayecto, le estuvo diciendo insinuaciones provocativas, y lo cierto es que Isabella también estaba disfrutando de la situación. Aún no habían probado el sexo telefónico, pero, sin duda, esta experiencia era similar y mucho más excitante. Isabella se metió en el personaje y también le estuvo diciendo todo tipo de insinuaciones durante el trayecto. Al final, se lo pasó tan bien que el trayecto se le hizo corto.

Cuando llegaron, Isabella se sorprendió al descubrir una segunda identidad falsa de Filippo. Cuando salieran de ese lío, Filippo tendría que explicarle muchas cosas; le preocupaba pensar que quizá su familia tuviera conexiones con criminales. Pero ahora lo más importante era explicarle a Filippo qué había pasado.

Cuando llegaron a la habitación, Isabella tecleó en su móvil: "Dame papel para escribir". Podría haberlo hecho en el móvil, pero sería más rápido escribirlo a mano. Mientras ambos fingían que se estaban quitando la ropa, Filippo le pasó el papel que había impreso con la información que su amigo le había enviado sobre la farmacéutica. Isabella escribió: "El plan ha ido bien, pero me han hecho poner un transmisor que quizá tiene audio para escucharnos. A partir de ahora, cualquier cosa importante la diremos por escrito". Aunque, al ir deprisa, las letras salieron torcidas y bastante mal, Filippo entendió el mensaje. El problema era que el juego erótico le había gustado tanto a Isabella que volvió a excitarse. Se quitó la ropa y escribió en el papel: "Luego hablamos; regresaremos por separado y vigilaremos que nadie nos siga". Sin embargo, Filippo pareció malinterpretar las intenciones de Isabella, o quizá él también estaba demasiado excitado, porque comenzó a penetrarla en una posición algo incómoda para ella. Aunque disfrutó del sexo, Isabella tenía que reconocer que, por motivos evidentes, había disfrutado más con el africano.

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