Con el corazón a mil, corremos lo que nos separa de su coche un lujoso deportivo amarillo, el cual ha dejado en la entrada trasera. Tal parece que lo tenía todo planeado, uno de los empleados de confianza de mi madre va entrando en un pequeño carro de golf, entrecierra sus pequeños y cansados ojos mirandonos como si estuviéramos escapando “del cubo de basura”. Solo ruego que no diga nada a mi madre.
Xavi abre la puerta de su coche dejándome entrar primero en el lado del copiloto.
—Creés que le diga a tus padres —tersea un brazo sobre la puerta mientras el otro lo mantiene en el techo. Inclina el cuerpo hacia delante, embriagándome con su perfume.
Encojo los hombros, en realidad no estaba seguro.
Mientras Xavi rodea y enciende el coche, me coloco el cinturón de seguridad, exhalando un suspiro de alivio.
Mirando hacia atrás observo la verja adosada, y la opresión que sentía en casa comienza a disiparse. Nos incorporamos a las bulliciosas calles de Borgo Po, donde los autos lujosos brillan bajo la luz tenue del sol y la gente que transita en las aceras es un contraste refrescante con el silencio sepulcral de mi hogar, tampoco es como que mi casa es una prisión pero mis padres creen que controlan mi vida, que pueden elegir mis amistades y tomar decisiones importantes por mi. Para ellos Tae y Hobi son los únicos aceptables… si solo supieran.
Los labios de Xavi se estiran; no lo miro directamente, pero siento su mirada de vez en cuando, como una caricia en mi piel. El ambiente en el coche se vuelve cargado de tensión conforme la canción en la radio va entonando sus últimas estrofas.
—Entonces... ¿A dónde te gustaría que fuéramos? —pregunta Xavi, con su voz baja y sugestiva.
El tráfico se detiene en un semáforo en rojo, y las ruedas del coche chirrían en protesta. "Mi vida sabe a ti" de Marco Di Mauro, empieza a sonar y el silencio que sigue es incómodo, como si el cantante estuviera describiendo nuestro propio secreto.
Mordisqueo mis labios, me siento un poco incómodo con la mirada de Xavi que viene y va, pero no me atrevo a mirarlo directamente. El semáforo permanece en rojo, y el tráfico sigue avanzando lentamente.
—No sé... ¿Dónde me gustaría ir? —digo, intentando sonar casual.
Xavi se ríe suavemente, mirándome de reojo.
—No importa, puedo decidir yo —dice, con una sonrisa intrigante.
Da un par de giros hasta que estamos en la carretera a orillas del río po, a mi derecha el vasto río con sus muros de piedra, un par de gondoleros pasean a lo que supongo son turistas.
Y a mi izquierda los cerros se visten de verde, algunas casas pintorescas estilo barroco se alzan en construcciones intrincadas, espaciosas y hermosas. Pareciera que se han quedado plasmadas en la época antigua, pero solo vuelve aún más mágico el lugar.
La música en la radio cambia a una canción más lenta, y el ambiente en el coche se vuelve más íntimo. Me siento mas relajado, tanto que me permito cerrar los ojos mas no dormir y perderme de la vista, que siempre era un deleite.
Al llegar a la altura del puente Xavi dobla a la derecha y después de buscar un estacionamiento bajamos del coche.
—Estoy seguro que has venido millones de veces con tus amigos pero en monferrato hay una gran variedad de locales y estoy seguro que podremos encontrar algo que comer.
—Está bien, ahí está la gelateria que me gusta.
—Si adivino me das algo a cambio… —Sonrío divertido. —Tomo tu silencio como que aceptas —. Prosigue.
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virginidad en subasta
Teen FictionAconsejado por el hermano de su mejor amigo Jimin decide subastar su virginidad al mejor postor en una app privada y popular, Prinsescort; donde los más ricos y depravados suelen pujar por una noche con algún jovencito desesperado por su situación e...