—No te viene ningún nombre a la mente… Bambino —musita con sorna, como si se estuviera burlando del apodo que el señor Jungkook me dio.
Se que no es el señor Jungkook, porque este es más alto y musculoso y sus ojos son oscuros no azules como los de Jk.
Entonces ¿quién es realmente Jk?
—¿Eres o no eres Jk? —le pregunto, frunciendo los labios.
Lo que lo hace soltar una risa nasal; extiende su mano presentándose.
—Soy Janier Klein, o JK, como prefieras llamarme, dulzura —responde, con una sonrisa ladina.
Estaba confundido, tenía vagos recuerdos de haber oído ese nombre en algún otro lugar, ya que ahora estaba seguro que no era el señor Jungkook. Pero había algo en la forma que me miraba como si fuera a devorarme que traía flashbacks del día del accidente y de aquel misterioso hombre que se había detenido… Y de repente, lo recordé.
—Eres el que se detuvo cuando lo del choque —musitó, mirándolo fijamente.
Jk asiente, toma mi mano en la suya, se coloca la máscara de lado y deja un beso en el dorso de mi mano, lo que me hace estremecer de pies a cabeza.
Entrecierro los ojos, paso saliva sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad.
—¿Eres el pervertido que ha estado siguiéndome?
Jk no responde, en su lugar, hace señas a sus escoltas y estos se dispersan. Luego, me señala hacia el interior del recinto, entrelaza su mano con la mía y me lleva hacia el interior, sin darle importancia a mis preguntas ni a mis miedos.
El lugar se encuentra abarrotado de personas, que llevan el ritmo de la música clásica que sonaba por los altavoces. La atmósfera era elegante y sofisticada, al fondo una amplia barra de bebidas estaba a disposición de los invitados con camareros que se movían con rapidez y eficiencia.
—No llevas puesto el collar.
—Es necesario que lo use. Conformate con que lleve puesta… —pause, sintiendo el rubor cubrir mis mejillas —la daga —murmuró lo último.
Jk sonríe pero niega, mete la mano en la bolsa de mi pantalón, palpandome descaradamente y saca el collar, me hace girar y me coloca el collar de cuero que se ajusta alrededor de mi cuello.
—Me encanta que tengas carácter Jimin. Pero esta noche solo debes obedecerme —ordena en tono frío. Dando una palmada discreta a mi trasero lo que me hace gemir entre dientes al sentir la daga moverse en mi interior.
No había tenido tiempo a protestar pues Jk ya estaba arrastrándome literalmente por el lugar.
Me sentí pequeñito y abrumado mientras me presentaba a varias personas. Cada una de ellas parecía más sospechosa que la anterior, estaba rodeado de extraños que me miraban como si estuvieran evaluando una mercancía —sólo les faltaba tocarme, para ver si estaba maduro como las frutas— incluso uno había preguntado si me dejaria entrar en la camara, y lo había dicho con una expresión asquerosa mientras sus ojos me recorrían de pies a cabeza.
—Qué tipo de fiesta es esta…
—¿Janier? ¿Janier Klein? —pregunta una elegante mujer pelirroja —interrumpiendo mi pregunta— llevaba un vestido ceñido a su cuerpo curvilíneo. Posa su mano en el brazo de Jk, lo que nos hace detener. —Vaya que sorpresa. La familia está reunida.
El cuerpo de Jk se tensa y su ceño se enmarca al tiempo que me rodea por la cintura posesivamente.
—No esperaba encontrarte aquí. Y… Mucho menos… —hace una pausa mirándome de la misma forma que los demás lo han hecho —acompañado.
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virginidad en subasta
Novela JuvenilAconsejado por el hermano de su mejor amigo Jimin decide subastar su virginidad al mejor postor en una app privada y popular, Prinsescort; donde los más ricos y depravados suelen pujar por una noche con algún jovencito desesperado por su situación e...