En la mañana siguiente había pasado la mayor parte de la mañana encerrado en mi habitación, viendo como la caja roja con aquel llamativo traje se burlaba de mí desde el centro de mi cama. Tenía el estómago hecho un nudo y los nervios no dejaban que dejara de mordisquearme el pulgar.
Jk me había estado mandando mensajes, incluso había sido él quien me despertó antes de que mi alarma sonara, para esa hora mi madre ya merodeaba por los pasillos, con vivida energía dando órdenes a las nuevas empleadas para que limpiaran las ventanas y cambiaran las cortinas, las vibras en casa volvían a ser las de antes, pero lo único que no cambiaba era el hecho de que la boda seguía en pie.
Me llevo el pulgar a los labios por enésima vez, sintiendo el peso del objeto que curiosamente habia estado envuelto en una delicada tela de seda dentro de una caja de terciopelo negro.
Jk debía estar loco si pensaba que usaría tal cosa en público, incluso el collar de cuero con sus iniciales parecía demasiado sin hablar del traje bastante revelador.Pero sin duda lo que más me sacaba de onda era la bendita daga.
Muerdo mi labio cambiandola de mano.Eran casi las ocho de la noche y mis padres seguro se preparaban para ir a la cama. Los grillos se hacían oír desde algún rincón ahí afuera y el clima como cada noche volvía a ser bastante frío.
Me estaba quedando sin tiempo, Jk iba a mandar a alguien por mi, aunque le insistí que no lo hiciera, prefería verlo directamente en el lugar; pero para ser sincero no tenía ni la mas minima idea de adonde se encontraba ese lugar de la fiesta.
Remojo mis labios, dejó la daga en su caja y me quito los pantalones arrojandolos a la cesta de ropa sucia en la esquina de la habitación, sigo con la camisa y una vez en boxers entro al baño, me doy una ducha rápida y al salir traigo conmigo la crema corporal de olor dulzón.
Al entrar a la habitación la daga también parece burlarse de mi desdicha desde su caja, me coloco crema en todo el cuerpo sin dejar de ver aquel objeto de plástico grueso de textura suave y lisa.
El vientre me cosquillea con anticipación. Tomó de nuevo la crema exprimiendo un poco en la palma, el olor dulce me embriaga y se siente raro cuando empiezo a untarlo en la daga, lubricándola bien.
La siento resbaladiza en mi mano, y los nervios me invaden al pensar en lo que voy a hacer.Me giro en los talones mirándome al espejo del closet y veo mi reflejo, mi cuerpo desnudo y vulnerable. Me siento un poco tímido, pero también excitado.
Con las piernas temblorosas me acerco a la cama y me acuesto de espaldas, extendiendo las piernas y abriendo los muslos.
La daga me llama la atención, y siento un escalofrío de placer al pensar en meterla en mi cuerpo. Me tomo un momento para respirar profundamente y relajarme, y luego comienzo a introducir la daga en mi cuerpo, lentamente y con cuidado.La sensación es intensa, placentera, y estoy tan sorprendido por la cantidad de placer que siento.
Me tomo un momento para respirar profundamente y poder relajarme. Siento una sensación de fricción y presión en mi interior y mi cuerpo se estremece ligeramente. Me detengo un momento, permitiendo que mi cuerpo se acostumbre a la presión que ejercen las paredes, apretando alrededor de la daga. Luego, sigo adelante, sintiendo cómo la daga se desliza dentro de mí, centímetro a centímetro.
Muerdo mi labio, mi respiración errática, agitada y el cuerpo vibrando de placer. Me siento un poco mareado, pero no quiero parar ante esta nueva sensación.Estoy seguro que Jk me ha mandado esta daga con un doble propósito… Y no se si estoy seguro de descubrir cual es este realmente.
—Ahhh, uff, ahh, ¡demonios! Es demasiado —. Suelto al sentir el trasero lleno una vez el mango de la daga se amolda en la curva de mi trasero. El juguete punzaba en mi punto sensible, caliente y pesado, como si quisiera que me viniera de una en los pantalones. Dejó caer los brazos lazos a cada lado de mi cuerpo, como si estuviera dando la bienvenida a alguien en mi hogar. Me quedé tendido en la cama respirando pesadamente antes de incorporarme y soltar un quejido al sentir la presión y el movimiento del juguete en mi interior.
—Será difícil ignorar que está ahí.
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virginidad en subasta
Teen FictionAconsejado por el hermano de su mejor amigo Jimin decide subastar su virginidad al mejor postor en una app privada y popular, Prinsescort; donde los más ricos y depravados suelen pujar por una noche con algún jovencito desesperado por su situación e...