Capitolo Trentadue

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Capítulo Narrado
En tercera persona


Jungkook realmente odiaba con todas sus fuerzas ese tipo de reuniones, donde la gente se reunía para alardear de sus riquezas y el poder que tenían sobre otros.
En su mundo, quien no tenía corazón llegaba más lejos… Y tal vez por eso estaba donde estaba.

El título capo di capo le había sido otorgado después de matar a su superior, aquel mismo que por sus malas decisiones le había arrebatado la vida a su hermano Kyuntae, quien había muerto de una manera trágica en brazos de Seokjin.

Su padre nunca fue una santa paloma, y Jungkook siempre lo supo, y por ello agradecía a su madre no haber permanecido al lado de aquel señor. Aunque la sangre seguía siendo la sangre y la misma que corría por las venas de aquel hombre corría por las suyas y las de sus hermanos.

El cabrón nunca se hizo cargo de ellos, y su madre, junto a su difunto esposo (aquel que los crió con principios y valores) el señor Jeon, les dieron la mejor vida, aunque con carencias, el amor nunca faltó.

Pero a pesar de todo lo bueno.
Las afiliadas manos de su padre lo alcanzaron y al ser el mayor de los Bellomo y haber acabado con la vida de su propio padre… Lo puso al frente de la mayor organización delictiva de Italia y Estados Unidos.

Y ahora mientras entornaba los ojos por enésima vez; no podía creer que Jimin, esa pequeña tentación, estuviera en ese mismo lugar. Hubiera deseado arrastrarlo lejos, alejarlo de la mirada lasciva de los hombres que lo rodeaban, mientras agitaba el trasero provocativamente sobre el taburete.

Pero mostrar interés por alguien más que su propia familia podría ser su punto flaco para cualquier enemigo. Jungkook había hervido en cólera desde que lo vio rechazando a cuanto hombre se le acercaba.
Se preguntaba ¿Quién era el hijo de puta que lo había traído? Y en qué estaba pensando para traerlo a ese nido de ratas, donde cualquier persona podría aprovecharse de su inocencia.

Tal como él lo había hecho cuando le quitó la virginidad o cuando estuvo en su hogar y le había hecho venirse en el baño de su casa.

Ahora Jungkook al otro lado de la barra, no podía despegar los ojos de Jimin, quien enojado se veía aun mas hermoso. Jungkook se había prometido dejarlo en paz después de aquella vez en su casa… Pero no había dejado de pensar en él, el resto de días.
Y ahora tenerlo tan cerca mientras se enfurruñaba como gatito y despotricaba a su persona le parecía adorable y divertido.

—Llevalo a casa —gesticuló cuando Maxky le miró.

—Es algún familiar tuyo cariño —Jungkook bajo la mirada sorprendido al ver a Miranda su acompañante de turno aún colgando de su brazo.

Hizo una mueca de disgusto, por alguna razón desde que estuvo con Jimin, las demás chicas bellas le parecían insignificante (y no es que denigraba a la mujer, porque una mujer le había dado la vida y era la más bella del mundo) simplemente Jimin había llegado a su vida para arrasar con todo, como un huracán que deja huella donde pasa.

Llamando con un movimiento de cabeza a su mano derecha —quien no se encontraba muy lejos de ahí—. Espero sin dejar de observar a Jimin. Al instante se le emparejó aquel hombre de piel morena por el cual Jin daría su vida.

—Vigilalo, Maxky lo llevara a su casa.
Asintiendo, Namjoon acató la orden y salió a discreción detrás de Maxky.

A Namjoon se le hacía raro que su amigo y jefe mostrará ese tipo de preocupación por otro chico que no sea su hermano menor, quien solía meterse en revueltas cada dos por tres. —Aunque Jin le había comentado que Jungkook estaba cambiando al respecto, no le dijo mucho, pero captó lo que su marido esperaba que entendiera— remojo sus labios sonriendo de medio lado

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