virginidad en subasta

Capitolo undici

—Nos vemos mañana, Jimin. 

Se despiden las chicas, caminando hacia donde el chófer de Catrina las espera, el hombre les sonríe y abre la puerta para que puedan subir. Después de haber dividido el trabajo entre los cuatro y conocido un poco más de Maxky habíamos dado por terminada la reunión. Descubrí que Maxky era un chico divertido, lindo y sumamente coqueto con todo el mundo, y que su hermano mayor era un total controlador hijo de puta, pero aun así él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por su hermano ya que este era capaz de incendiar el mundo con tal de que él estuviera bien. 

Era lindo, aunque aterrador. 

El viento soplaba con fuerza, azotando mi rostro con un frío intenso. Habían pronosticado lluvias y ligeras ventiscas, lo que era un claro indicio de que próximamente tendríamos la primera nevada. Me abrocho la chaqueta, tratando de protegerme del frío, pero no pude evitar estremecerme ligeramente. El aire era crudo y cortante, y me hizo sentir un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Me subí el cuello de la chaqueta y me ajusté la capucha, tratando de mantener el calor corporal. La nevada se avecinaba, y yo no estaba preparado para enfrentarla.

—Estás seguro de irte solo —inquiere Hoseok, enredando una bufanda en su delgado cuello. —Puedo ir por el coche a la universidad y volver por ti —sacudo la cabeza negando. 

—Está bien, ya no soy un niño pequeño Hoseok, puedo cuidarme solo. 

No muy convencido asiente. 

—Puedo llevarte a tu casa Jimin —ofrece Maxky apareciendo de nuevo, posa una de sus manos en mi hombro dando un ligero apretón. 

—Te lo agradecería mucho, somos vecinos, pero justo hoy mi padre quiere que lo acompañe a la concesionaria —rueda los ojos —en fin. Mandame mensaje cuando llegues a tu casa Jimin. Te quiero. 

Se despide, caminando de vuelta en dirección a la universidad mientras que nosotros tomamos el lado contrario, sumidos en un silencio agradable. 

Las nubes grises continuan extendiéndose por los cielos, trayendo consigo frío y un mal augurio para los lugareños. Maxky a mi lado parece no ser afectado por el frío. Aun sigo fascinado por su buena apariencia, seguro sus padres fueron modelos… ¿Me preguntó cómo será su hermano? 

No, que cosas pienso, concentrate Jimin. 

—Vaya, no sabía que los chicos de hoy se despedían tan cálidamente. 

—Uhh, ¿los chicos de hoy? Y tu que eres, un viejo o que, la verdad no creo que siquiera seas mayor que yo —suelto divertido, alzando una caja. Quien se creía este extraño. 

Maxky se detiene soltando una exhalacion risueña. Los aretes de su oreja derecha tintinean al golpear entre si. Se da la vuelta encarandome. 

—Que edad crees que tengo bonito. 

—Uhmm, diecinueve… 

Da un paso adelante negando. 

La verdad no creo que tenga menos de dieciocho o incluso puede tener veinte. 

—Si le atinas te daré algo especial, una dotación del mejor chocolate del mundo.

—De la marca Bellomo —me apresuró a decir; estoy seguro que mis ojos brillan con una intensidad deslumbrante, el chocolate de esa marca era de la más alta calidad y mi favorito. 

—Bueno, tal parece que te ha gustado la idea —sonrie de medio lado, da un paso mas cerca, se inclina hasta que sus labios rosan el lubulo de mi oreja. Apuño los ojos evitando tener malos pensamientos. —pero si no le atinas tendrás que…