Capitolo Venti

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Llegar a la casa de Auron y Tae era como llegar a un universo totalmente diferente, desde el momento en que ponías un pie en el escalón hacia el umbral se podía sentir la calidez y la hospitalidad que emana de cada rincón.
Me encantaba la casa de Tae, era espaciosa y para nada meticulosamente perfecta, había algunos setos altos, arbustos y rosas aquí y haya; mamá decía que carecía de elegancia y personalidad pero a mi me parecía demasiado cálida y hermosa.

Auron se adelanta metiendo nuestras maletas mientras sostiene la puerta para mi. Solo poner un pie dentro las risas nos reciben junto al delicioso olor a comida a lo que mi estómago protesta hambriento.

Había estado tantas veces en esta casa que era capaz de recordar cada detalle, como las marcas que la señora Kim realizaba sobre la estatura de sus hijos en el pilar de la cocina, o aquella abolladura qué le habiamos echo a su puerta del patio cuando teníamos nueve años. Habia tantos buenos recuerdos en cada rincon que se sentia mas mi hogar que mi propia casa.

Deteniendonos en la entrada de la cocina presenciamos el amor que los padres de Auron se tienen, el señor Kim rodea el rostro sonrojado de la señora Kin y despues se besan de una manera tan… Llena de amor que me duele, ya que mis padres jamas han tenido un gesto tan lindo con el otro, ni siquiera recuerdo si alguna vez se amaron realmente.

Auron se aclara la garganta y sus padres se separan apenas un poco para mirarnos.

—Buenas noches chicos, que tal su viaje.
—Todo salió perfecto, —responde Auron dándome una mirada divertida —¿Tae no ha llegado?
La señora Kim niega, atraviesa la cocina con elegancia para después llenar de besos a su hijo mayor mientras su esposo menea la cazuela con un rico guiso.
—Es bueno verte de nuevo Jimin.
—Lo mismo digo señor Kim.
—Pero mira que guapo te has puesto Jimin, tu madre debe estar muy orgullosa de ti —la sonrisa en mis labios tiembla pero no cae. La señora Alondra me recibe en sus brazos como si fuera uno mas de sus hijos, aquí siempre me senti comodo, tal vez por eso de niño prefería estar aquí que en mi propia casa. —Por cierto me ha llamado esta mañana para contarme las buenas nuevas. Estas bien con la idea de casarte hijo, nosotros creiamos que…
—¡Mamá! —aunque no miro a Auron —ya que estoy de espaldas a él— se que esta negando para que su madre no prosiga.
—Porque no suben a dejar las cosas a la habitación.

Mi mente se queda en un bucle donde la señora Kim repite una y otra vez que mi madre está orgullosa de mí; cuando pequeño siempre me esforzaba para tener la aprobación de mis padres, y aunque ellos en un principio eran “amorosos” una vez crecí las cosas cambiaron, y aunque mis calificaciones no bajaron de nota, acercarme a mis padres cada vez era más difícil, incluso a veces sentía como si no fueran mis padres realmente.

Auron me saca de mis pensamientos entrelazando su mano con la mía, y me guía hasta su habitación, nunca antes había entrado a ella y ahora que lo hago lo entiendo. Tiene muchos posters de chicas en bikini sobre la arena con el mar de fondo, otras en lencería e incluso donde están desnudas.

—Lo siento, algunos son proyectos —aclara. En una esquina sobre un caballete se encuentra un lienzo en blanco, el viento de afuera ondea la cortina de la ventana continua. Sobre la mesita de al lado del caballete hay pinceles, pinturas e incluso un par de películas para cámara.
—No sabía que también pintabas.
—Bueno, estoy en un curso por obligación para ganar puntos —rueda los ojos. Lanza su maleta en algún lugar de su cuarto desordenado y deja la mía sobre su cama. —no te molesta que compartamos cama, cierto. O prefieres dormir en el cuarto de Tae.
—No. Está bien.

Tomando asiento en su cama de suave colcha marrón observó a Auron quien recoge algunas cosas del suelo, vaya, esta si parece la habitación de un chico normal.

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