La pantalla de mi tableta se ilumina de nuevo, y mis dedos vuelven a deslizarse sobre ella con nerviosa energía. Me muerdo la uña del pulgar, un viejo hábito que no logro quitarme. La imagen de la pantalla se apaga, pero mi ansiedad me hace presionar el botón de encendido una vez más.
La foto que Auron me tomó aparece de nuevo, y mi rostro se ruboriza. La lencería de encaje negro me hace parecer una versión de mí mismo que apenas reconozco. La pose sensual, la mirada seductora... todo parece tan irreal.
Respiro hondo y reviso mis datos por última vez:
Nombre: Dolce Mochi
Edad: 20 años
País: Italia
Categoría: PremiumCondiciones:
El elegido sólo podrá estar una noche conmigo, tendrá que usar preservativo, mostrar un certificado médico que pruebe que está bien de salud y aceptar que acuda a la cita acompañado por alguien de confianza.
No habrá besos ni felaciones.
Después del encuentro no volveremos a tener contacto alguno.Mi corazón late con una mezcla de miedo y anticipación.
¿Estoy listo para esto? No estoy seguro pero no hay vuelta atrás cuando presionó el botón de enviar.Un grito ahogado escapa de mi garganta mientras me dejo caer hacia atrás en la cama, exhausto mentalmente. La tablet queda sepultada bajo la almohada, como si ocultarla pudiera borrar la realidad. —Bien, Jimin… Lo hiciste —me repito, la voz temblando—. Oficialmente acabas de subastar tu virginidad.
Cierro los ojos, intentando calmar el galope desenfrenado de mi corazón. La habitación parece ampliarse, sus colores verde olivo y beige envolviéndome en una serenidad irónica. Las cortinas se balancean suavemente con el viento, un contrapunto tranquilizador a mi turbación interna.
—Jimin, cariño —llama mi madre con su voz calma, desde el otro lado de la puerta, da un par de toques como si no la hubiera oído ya, y vuelve a hablar —Puedes bajar un segundo. Los Fiore están aquí —hace una pausa.
Muerdo mi labio negándome a oír lo que sé que dirá. Hace un par de años atrás, cuando recién cumplí los dieciocho, la familia Fiore fue invitada a nuestra casa, y después de una deliciosa cena mis padres habían soltado la bomba «sposerai Alexa, Jimin» en ese entonces cuando le dije a mi padre que no quería casarme sin amarla el lo entendió… Ahora, no creo que él acepte un no, como respuesta.
—Necesitamos hablar contigo Figlio, ¡Jimin! —prosigue volviendo a llamarme.
—Ahora bajo madre.El eco de los tacones de mi madre se desvanece en el pasillo, llevándose consigo mi esperanza de tranquilidad. No creo encontrar esa paz que antes emanaba de mí, ahora perdida en el presente.
Con renuencia, me pongo en pie, moviéndome como un peso muerto. Abro el closet y enfrentó la sección de ropa elegante que mi madre solía comprarme: camisas de diseñador, zapatos de marca en charol brillante. Pero, sinceramente, prefiero las prendas casuales que me hacen sentir cómodo... Algo así como lo que usé en la sesión de fotos para Prinsescort.
Muerdo mi pulgar, pensativo. Estoy seguro de que si mi padre me viera vestido así, se infartaría. Pero soy un buen hijo, y jamás podría causarle ese disgusto.
Eligiendo unos pantalones de mezclilla tenis blancos, camisa blanca y otra de vestir me dispongo a cambiarme; para después bajar.
Ahora son mis pasos los que hacen crujir la madera de los pisos que se siente como una tortura. Desearía poder decirle a mi padre que pronto se solucionará todo pero revelar aquello sería como echarse la soga al cuello.
La casa se siente inmensa e infinita conforme avanzó, como si sus paredes supieran lo que he hecho. Me siento ahogar, asfixiado y me niego a seguir el juego cruel de un matrimonio falso al que seguro he sido sentenciado.

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virginidad en subasta
Teen FictionAconsejado por el hermano de su mejor amigo Jimin decide subastar su virginidad al mejor postor en una app privada y popular, Prinsescort; donde los más ricos y depravados suelen pujar por una noche con algún jovencito desesperado por su situación e...