Era un día de mediados de diciembre. La temperatura exterior de la calle hacía que la ventana de la cabina número cuatro estuviera empañada, impidiendo que a través de ella se vieran las nubes negras y la lluvia incesante que retumbaba sobre el tejado del Conservatorio. Solo se escuchaba el suave sonido del subrayador de Martin apurando sus esquemas antes de los exámenes finales y las teclas siendo apretadas por el maño de manera acelerada. Los pasillos estaban más silenciosos que nunca, probablemente porque estaban en semana de exámenes
finales y los alumnos estaban más concentrados que nunca para tratar de obtener los mejores resultados después de haber estado vagueando todo el trimestre. Típico de los estudiantes de dejar todo para el último momento.
La risa de Martin sobre el hombro de Juanjo le desconcentró de la partitura que estaba tocando en ese instante. Era el jueves antes del concierto benéfico que iban a ofrecer en el área infantil del hospital comarcal. Martin y Juanjo estaban juntos en la cabina número cuatro y llevaban toda la tarde estudiando y disfrutando de la música juntos. Hacía unos minutos que Martin había terminado de repasar el temario de historia de la música y estaba haciendo un pequeño break antes de continuar con los deberes de análisis. Había apoyado su cabeza en el hombro del maño, permitiéndose disfrutar de la capacidad artística de Juanjo.
Ambos estaban sentados juntos en la banqueta frente al piano. Sus piernas de rozaban inconscientemente mientras el maño apretaba los pedales. Juanjo tenía abrazado el cuerpo del vasco mientras intentaba tocar la obra que le había puesto su profesor para el nuevo trimestre y que además, se le estaba atascando.
Martin llevaba un rato viendo su ceño fruncido y cómo mordía su labio inferior, gesto propio de Juanjo cuando se sentía frustrado con algo. Así que Martin no lo dudó ni un momento, había decidido destensar a Juanjo de la mejor manera que sabía, siendo cariñoso y haciéndole sentir escuchado.
En estos dos meses conociendo al maño, Martin había percibido que Juanjo a pesar de mantener ese carácter amable y sonriente con todo el mundo era una persona que tenía muchas capas y debajo de ellas, subyacía una importante inseguridad sobre el qué dirán los demás. Aún no había conseguido ahondar demasiado en ello pues llevaban poco tiempo conociéndose y no quería ahuyentarle. Quería que se sintiera querido y escuchado por él para ser capaz de abrirse sobre lo que le preocupaba.
Lo que más le dolía a Martin era ver cómo muchas veces se sentía una molestia para los demás. Se le partió el corazón la primera vez que el maño se abrió con él sobre lo que realmente sentía por la música y después de ver cómo secaba sus lágrimas, se disculpó por ser tan intenso. Si le preguntasen a Martin habría besado y callado todos y cada uno de sus demonios mentales.
-¿De qué te ríes cariño? - preguntó Juanjo molesto separando su cuerpo del de Martin.
Martin estaba mirando su teléfono con una sonrisa en la cara.
-Perdona Juanji, es que no he podido contener la risa - dijo a modo de disculpa poniendo un puchero en los labios.
Juanjo se derritió ante el gesto y se acercó de nuevo hacia el vasco depositando un beso sobre su pelo revuelto.
-Cuéntame venga - animó -así me distraigo de esta partitura que parece que hoy no es mi día - expresó cerrando el cuaderno de un golpe brusco.
-No te atosigues - susurró Martin colocando una mano sobre la del maño - hay días mejores que otros, seguro que luego te sale mejor - dijo con una sonrisa mientras le robaba un pico rápido a Juanjo.
Juanjo sonrió como acto instintivo ante el arrebato cariñoso de Martin. Le acercó un poco más hacia su cuerpo, agarrando las piernas delgadas del vasco y colocándolas encima de las suyas para sentirle más cerca todavía.
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CONTRA LAS CUERDAS
FanficJuanjo y Martin cruzan caminos en el último curso en el Conservatorio, compartiendo agrupación de cámara. Pronto empiezan las discusiones entre ambos ¿Serán capaces de dejar atrás su ego y trabajar en equipo dejando a un lado sus diferencias?