HACE 11 AÑOS...
Juanjo caminaba de la mano de su madre en dirección al Conservatorio. Ese día el cielo estaba despejado pero la temperatura era especialmente baja, acababa de entrar el otoño y los árboles se tornaban de tonos marrones junto a las hojas caídas ocupando toda la acera. Juanjo iba abrigado con una bufanda y un gorro que prácticamente solo le dejaba los ojos a la vista. Su madre deambulaba a su lado cargando la mochila de superhéroes del maño. El piso familiar se encontraba en el centro de la ciudad, por lo que no tardaban mucho más de quince minutos yendo a pie. El maño siempre recordaba con cariño esos primeros años en los que su madre le acompañaba. Poco a poco se fue haciendo mayor y el trayecto al Conservatorio lo realizaba solo o en compañía de su mejor amiga.
Mentiría si dijera que esos paseos de la mano de su madre no estaban atesorados en su memoria como un recuerdo valioso e importante. A pesar de tener ocho años siempre le habían hecho sentir que molestaba. Sabía que era un niño inquieto pero no lo podía controlar. Más de una vez se había sentido desplazado por sus amigos en el colegio, por los profesores, que se cansaban de sus constantes interrupciones y en su casa, por su propio padre.
Su madre era diferente. Ángela escuchaba a su hijo pacientemente, aunque hablara cien mil veces de lo mismo a la velocidad de la luz. Tenía esa mirada dulce que transmitía un poco de paz en su hijo y mientras los dos caminaban de la mano, durante quince minutos a Juanjo se le olvidaba todos los fantasmas de su pequeña cabecita. Relajaba su expresión facial y sus manos no se movían incesantemente en busca de atención. Se sentía escuchado sin necesidad de tanto. Quizá su madre siempre fue la única capaz de entenderle. O eso pensaba Juanjo a la corta edad de ocho años recién cumplidos.
Ese día tenía clase de lenguaje musical. A priori podría suponer un problema de interés para el maño por su carácter teórico pero fue todo lo contrario. Juanjo escuchaba atentamente y destacaba por su capacidad de oído y ritmo. Llevaba apenas un mes yendo un par de veces por semana a esa asignatura y ya se iban notando los primeros progresos.
-¿Y has hecho algún amiguito o amiguita cielo? -preguntaba su madre dulcemente.
Juanjo meditó la respuesta. Su carácter nervioso le impedía muchas veces socializar. Llevaba desde el principio sentándose en clase con una niña rubia de larga cabellera lisa. Habían compartido rotuladores y el maño le había chivado las notas del dictado cuando no era capaz de descifrarlas por ella misma.
Apenas habían hablado mucho pero la rubia nunca cambiaba de asiento. O al menos en este tiempo no lo había hecho. Llegaba a la clase, buscaba a Juanjo con la mirada y con una sonrisa se sentaba junto a él posando encima de la mesa su mochila rosa de unicornios y arcoiris.
-Bueno... me siento en clase con una niña muy maja aunque no hemos hablado mucho - expresó el pequeño Juanjo.
-¿ah si? - respondió ilusionada su madre - pues tienes que hablar con ella cielo, así os hacéis amiguitos.
Juanjo meditó las palabras de su madre durante el resto de trayecto al Conservatorio y se despidió de ella con un beso en la mejilla.
-Luego te espero en el hall cariño - explicó dulcemente - pásalo bien y aprende mucho.
-Adiós mami.
Ese día, envalentonado por las palabras de su madre, fue la primera vez que Juanjo hablaría a Almudena y,desde entonces, jamás había pasado un día en el que no lo hubieran hecho. Quedó grabado a fuego en la memoria del maño la primera amiga que de verdad le entendió y le escuchó.
La rubia compartió la andadura del maño en el Conservatorio muy de cerca desde el principio, primero en clases de lenguaje musical pasando a las primeras nociones de armonía cuando tenían trece años, para finalizar con análisis de partituras a sus diecisiete. Sus cuerpos y preocupaciones habían cambiado, pero la amistad perduraba de manera sólida como el hierro.
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CONTRA LAS CUERDAS
FanficJuanjo y Martin cruzan caminos en el último curso en el Conservatorio, compartiendo agrupación de cámara. Pronto empiezan las discusiones entre ambos ¿Serán capaces de dejar atrás su ego y trabajar en equipo dejando a un lado sus diferencias?