Martin estaba esperando en el portal de su casa con el teléfono en una mano y el violín a la espalda. Jugueteaba nervioso con las manos mientras mordía las uñas de manera impulsiva. Había terminado su outfit negro con una americana del mismo color para resguardarse del frío que comenzaba a aflorar con el atardecer de los primeros días de octubre.
No tardó en parar en frente de él un Renault pequeño de color gris, que Martin supuso que era de segunda mano. Se quedó parado analizando el vehículo cuando la ventanilla del copiloto se bajó dejando ver a través de él la figura del maño con gafas de sol y su sonrisa habitual.
-¿Qué Martin? ¿Vas a estar ahí parado todo el rato o piensas subirte? - preguntó entre risas.
-¿Sabes conducir? - preguntó con duda mirando al vehículo - ¿hace cuánto tienes el carnet? ¿Tendrás seguro, no?
Juanjo rodó los ojos.
-¿Quieres subirte de una vez? Eres muy pesado - suspiró dando golpecitos en el volante - no tienes más opciones que yo sepa.
El vasco subió al coche, acomodándose en el asiento del copiloto. Se abrochó el cinturón mientras Juanjo arrancaba con suavidad. Colocó su funda del violín entre las piernas.
-Puedes poner la funda en la parte de atrás del coche si lo prefieres - sugirió el maño.
-Ni de coña... ¿sabes cuánto cuesta esto? - preguntó Martin ofendido.
Juanjo le miró de lado un segundo, elevando las cejas, para volver a fijar su vista en la carretera.
-Pues más que tu coche, que lo sepas - volvió a hablar el vasco cruzándose de brazos.
El maño soltó una suave risa mientras negaba.
-Madre mía, Martin. Por algo te dije que eras un estirado - continuó entre risas.
El vasco suspiró recostando su cuerpo en el asiento y apoyando el brazo en la ventanilla del copiloto, mientras miraba el paisaje verde que brindaba la carretera al salir de la ciudad. Juanjo le miraba de vez en cuando de reojo, sin saber como retomar la conversación.
Martin se permitió observar al maño mientras conducía. Llevaba un traje bastante similar al suyo, sin embargo, su camisa era blanca, ajustándose perfectamente a su amplia espalda. Los puños de la camisa tenían bordadas sus iniciales junto a una rosa, detalle que llamó la atención del vasco. Se permitió perderse por primera vez en su nariz, al tenerle a su lado, podía analizar el perfil de este. Las gafas de sol reposaban sobre su rostro, evitando que los rayos de sol del atardecer le cegasen y pudiera conducir apropiadamente. Su cuello, protegido con una bufanda de color gris le daba un aspecto más tierno.
-Si me miras tanto me vas a desgastar - susurró Juanjo, echándole una mirada divertida.
Martin se ruborizó.
-No te estaba mirando, no te flipes tanto - corrigió.
-Lo que tú digas ... - respondió Juanjo entre risas - ¿qué tal la semana? -preguntó retomando la conversación.
-Bueno, las he tenido mejores- se sinceró el vasco.
-¿Y eso? - preguntó curioso el maño - no será porque no has podido verme ¿verdad? - añadió con tono juguetón.
-Eres un poco egocéntrico ¿lo sabes? - se rió Martin, dándole un golpecito en el brazo - no, simplemente es que... las semanas que paso con mi madre las llevo peor.
-Mmm - pronunció Juanjo sin saber qué decir, mientras apretaba con fuerza el volante - si quieres hablar de ello ... - añadió.
-No - respondió negando con la cabeza - ahora no. No quiero ponerme de mal humor.
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CONTRA LAS CUERDAS
FanficJuanjo y Martin cruzan caminos en el último curso en el Conservatorio, compartiendo agrupación de cámara. Pronto empiezan las discusiones entre ambos ¿Serán capaces de dejar atrás su ego y trabajar en equipo dejando a un lado sus diferencias?