Capítulo 18. el verdadero acercamiento

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Esta vez los papeles se invirtieron, Juanjo era el que estaba apoyado sobre el pecho del vasco, mientras Martin le acariciaba la espalda y los brazos, dejando suaves besos por su cuello y mejillas. 

Juanjo tenía los ojos cerrados disfrutando del tacto de los suaves labios de Martin sobre su piel. Se sentía en el paraíso. No supo como ocurrió pero acabaron ambos tirados sobre el suelo de la cabina con los dedos de las manos entrelazadas y la cabeza del maño sobre el abdomen de Martin, mientras este le acariciaba el pelo delicadamente.

-¿Estás bien? - susurró Martin.

-Ahora mismo aquí contigo, sí - dijo con la voz rota.

Martin no pudo evitar sonreír. Él sentía lo mismo. Cuando estaban juntos parecía que todos los pedazos rotos se unían durante un rato.

-Me quieres contar que te preocupa- habló bajito Martin, intentando no romper la burbuja que habían creado.

Juanjo giró la cabeza para encarar al vasco y este le imitó. Una lágrima traviesa comenzó a rodar por su mejilla, siendo interceptada por Martin en su recorrido.

-Es difícil...

-Inténtalo, estoy aquí para escucharte y no juzgarte - expresó Martin afianzando el agarre de sus manos entrelazadas.

El maño tomó aire y comenzó a hablar.

-El otro día en la clase de piano mi profesor llamó a mi padre... - susurró - quería plantearle opciones de futuro.

Martin arrugó el ceño.

-¿Vas a continuar con la música? - preguntó.

-Si te soy sincero, es lo que siempre he querido ... - dijo a media voz - pero...

-Tus padres - cortó Martin con voz triste.

-Sí - una lágrima volvió a asomar sus ojos - mi padre quiere que siga la estela familiar, que sea abogado como él y me quede con el bufete que tanto le ha costado formar pero yo... - hizo un parón antes de continuar - yo no quiero, nunca he querido Martin. Desde que tenía ocho años siempre he sabido que quería dedicarme a la música. ¿Cómo no iba a saberlo con todo lo que siento solo por apretar unas teclas joder? - se quejó exasperado.

-¿Tu familia lo sabe?

-Que van a saber Martin - se quejó de nuevo- mi padre está demasiado ocupado en sí mismo. Mi madre fijo que lo sabe en realidad, me conoce como nadie pero no se atreve a decirle nada a mi padre. Jamás discutiría con él. Nunca he sabido como afrontar todo esto y lo he estado posponiendo permitiéndome disfrutar de los años que me quedaran en este edificio al que tengo tanto cariño pero ahora que ha llegado el momento, no sé que hacer.

-Es una mierda - expresó triste Martin acercándose a dejar un suave beso sobre la mejilla de Juanjo.

-El otro día mi profesor le planteó las opciones que había y mi padre le habló de muy malas formas ¿Sabes? Luego había una tensión en casa que no había quién estuviera allí. Por eso el martes me fui a la biblioteca a estudiar - suspiró.

Martin se acercó y lo abrazó de nuevo fuerte contra su pecho.

-No sé que decirte, por eso te abrazo - susurró en su oído - pero no te preocupes, vamos a encontrar la forma de que te dediques al piano. Aunque sea lo último que hagamos y te tengas que venir a mi casa a vivir.

-¿Ah sí? - dijo Juanjo levantando las cejas- ¿puedo vivir contigo?

-Yo estaría encantado - expresó con una sonrisa el vasco.

-Quien te ha visto y quien te ve... primero no podías ni verme y ahora no puedes vivir sin mí.

-Oye - dijo dándole suavemente en el brazo- nunca te he odiado - dijo cruzándose de brazos como un niño pequeño.

CONTRA LAS CUERDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora