—¿Te encuentras bien? —pregunto Guillermo al ver a Samuel levantado de la cama con la camisa medio puesta.
Samuel no contesto y se retiro con una sonrisa irónica.
La mirada de Guillermo mostraba confusión, como podía estar pasando esto. Guillermo se entrego a carne y hueso para que Samuel solo lo haya usado. Guillermo se levanto de su cama poniéndose su ropa y rápidamente ir tras Samuel.
Habían pasado aproximadamente 15 minutos de una larga búsqueda hasta que Guillermo puedo reconocer aquella camisa blanca que traía su perfume penetrado en ella. A simple vista se podía ver a Samuel con una chica, risa y risa. Guillermo miro que en la cintura de la chica había un brazo que la sujetaba y ese brazo era de Samuel.
Guillermo corrió hacia el pasillo dejando caer unas cuantas lágrimas, como podía ver entregado todo a cambio de nada. Esto era una completa mierda, todo para Guillermo se había caído, se ilusiono y cayó a lo más bajo que podía imaginar.
—¿Qué pasa? —pregunto una voz dulce por atrás.
Guillermo miro lentamente hacia atrás, era una chica llenita, con una mirada completamente hermosa que trasmitía tranquilidad.
—¿Quién eres? —pregunto Guillermo.
—Claro... no me conoces, soy Paola. —respondió esta.
Habían pasado unas cuantas horas en la habitación de Guillermo, este par de jóvenes no paraban de reír, se reían a carcajadas.
Por otra parte se encontraba Samuel, estaba de fiesta con amigos y amigas, ya todos conocían a Samuel como el chico popular que va a fiestas y puede tener la chica que quiere con solo mirarla.
—Vámonos de aquí —dijo Samuel a sujetar la mano de una chica rubia extremadamente sexy.
La chica no dudo en aprovechar la oportunidad y acepto rápidamente al montarse en la vida del joven Samuel.
Mientras en la habitación de Guillermo todo era alegría y risas, en la habitación del joven Samuel era sexo y más sexo.
—Enserio que no se cómo no se me paso por la mente hablarte antes —dijo Guillermo al mirar a la chica.
—Yo solo era tímida, no me acercaba a ti. —dijo Paola mostrando una sonrisa.
Por el lado de Samuel...
—Listo te puedes ir... —dijo el joven Samuel señalando la salida, la chica apenas y llevaba una sabana puesta encima de ella.
Al irse la chica Samuel se levanto de su cámara y se puso enfrente del espejo, este señalaba toda la maldad que una persona puede tener por dentro, como la oscuridad ocultaba todo el cuerpo de Samuel, solo un cuchillo de metal con un numero sobresalían de la oscuridad... el numero que marcaba al cuchillo era el numero... 2
