CAPITULO 24

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Ahí se encontraba Carlos, Samuel y Guillermo, se miraban fijamente uno al otro, la mano de Samuel estaba sujeta a la de Guillermo. Sostenían su amor como una cadena hecha de hierro solido, no vendría alguien a destruir cierto lazo.

—Carlos... —Guillermo avanzó dos pasos dejando caer la mano de Samuel.

Carlos rodó los ojos.

—¿Qué quieres Guillermo? —preguntó Carlos colocando una cara de fastidio. Carlos comenzaba a desconfiar de Guillermo.

—¿Qué quieres de nosotros? —Guillermo lo miró fijamente a los ojos tratando de ver más allá de lo que Carlos mostraba.

—A ti —comentó Carlos tratando de tomar la mano de Guillermo.

—No —Guillermo negó con la cabeza—, No, no sucederá eso Carlos.

Samuel retomó la mano de Guillermo parándose frente a Carlos, esta vez Carlos no arruinaría su felicidad. ¿Qué estaba pasando en ese momento? ¿Al fin Samuel y Guillermo tendrían su feliz historia de amor? Todo estaba sucediendo de una manera extraña, Samuel y Guillermo estaban siendo unidos y defendiéndose de Carlos; él que les hizo daño hasta separarlos.

Carlos los miró fijamente, su mirada ardía entre las llamas de su alma, pero aquí no acabaría todo.

Carlos se retiró del lugar con una sonrisa hipócrita.

—¿Nos dejara en paz? —preguntó Guillermo.

Samuel respiró profundo mientras seguían caminando por aquella calle rustica, como las nubes cubrían todo el sol.

—Tenemos que ser fuertes —dijo Samuel.

Guillermo se detuvo y lo miro a los ojos como si no hubiera un fin, como si el comienzo acababa de llegar.

—Lo seré, solo si tú me apoyas —Guillermo entrelazó sus brazos en el cuello de Samuel.

—Por supuesto —dijo Samuel.

El cielo comenzó a ponerse morado, Samuel y Guillermo estaban parados en ese mismo momento donde caería una fuerte tormenta.

El cielo no se hizo esperar, y comenzó a caer la lluvia.

—Quiero bailar contigo entre la lluvia —Guillermo tomo las manos de Samuel y comenzó a moverlo ante el ritmo de las gotas cayendo.

Ahí se encontraban Samuel y Guillermo bailando entre la lluvia, la escena era realmente bella, como los pasos marcados de Samuel y la hermosa sonrisa que marcaba Guillermo iluminaban aquella calle.

—Quiero que me lleves a conocer las estrellas —dijo Samuel—, quiero sentir el rose de tus labios sobre mi espalda.

Guillermo recostó su cabeza en el hombro izquierdo de Samuel.

El celular de Guillermo sonó.

Aquel momento romántico se destruyo con la llamada de la madre de Guillermo. No todo es para siempre.

—¿Estás bien? ¿Arreglaste las cosas con Samuel? —preguntó su mamá ansiosa por saber todo.

—Si madre, él está aquí conmigo ahorita mismo —dijo Guillermo estando debajo de una lamina. No podía contestar en la lluvia, ya que, su celular se estropearía.

Después de 15 minutos de camino Samuel y Guillermo habían llegado bien a casa, empapados, pero bien.

—Madre —dijo Guillermo—, él es Samuel —presentó Guillermo.

La madre estiró la mano y con educación lo saludo cordialmente.

—Mucho Gusto —dijo Samuel.

Habían pasado aproximadamente media hora después de platicar todas las anécdotas que Samuel tenía que contar, contó absolutamente toda la historia que había detrás de su amor.

Un día lluvioso, con chocolate caliente y un buen ambiente le hacía vivir a Samuel. Era el renacimiento de ambos, como su amor comenzaba a brillas y como el mal se empezaba a retirar de su círculo.

—¿Realmente se aman? —preguntó la madre mientras un silencio inundó la sala.

Samuel respiro y trago saliva.

—Sí, estoy seguro de lo que siento, antes me encontraba confundido y no sabía por cuales caminos huir, pero con Guillermo a mi lado. La salida es más fácil.

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INSTINTO ANIMAL [W]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora