CAPITULO 29

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La tensión se sentía en el aire, como si alguien hubiese muerto. La mirada fría que trasmitía el papá de Samuel hacía temblar a Guillermo. El señor tomó asiento y les sonrió.

—Hijo, cada quien sabe que hacer con su vida —con encanto dijo—, no me importa si te gustan las mujeres, ambos o que te gusta este chico. La felicidad es lo más importante que quiero para ti, y... ¿Cuándo los veré de blanco? —con una sonrisa preguntó.

Guillermo sonrió. No podía creer lo que estaba viendo, ni lo que estaba pasando en aquel restaurante. Se sintió en confianza y respondió a la pregunta del señor.

—Aun estamos en eso —con confianza mostró el anillo Guillermo.

—¡¿Qué?! ¿Ya están comprometidos? Y yo apenas me estoy esterándome de su romance.

—Padre, pensaba que lo tomarías a mal y por eso no te había comentado sobre ello. Yo te había dicho que una persona estaba conmigo, pero nunca especifique si era mujer u hombre.

Padre, hijo y novio, era tan normal la escena, aunque había gente que miraba con desprecio aquellos besos que le daba Guillermo a Samuel. El padre estaba feliz, si su hijo estaba bien con un hombre, él lo respetaría.

Entre plática y plática todo avanzó rápido. Fueron tantas historias contadas por parte de Guillermo, que le parecieron interesantes al señor Luque. Samuel en algunas quedó como un completo imbécil por tratar como trató a Guillermo. En otras quedó como todo un romántico y en otras dio hasta risa de todo lo que hicieron.

—Creo que es hora de irnos Guillermo —sugirió Samuel.

—Claro, deja me despido.

Guillermo se despidió de su suegro. Ambos chicos salieron del restaurante y al salir hubo una pequeña sorpresa.

—¿Samuel? —una voz dulce y suave pronuncio el nombre del joven Luque.

—¿Daysi? —con impresión preguntó Samuel.

Guillermo solo miraba ambos chicos, no sabía que estaba pasando. Guillermo no pudo evitar sentir celos por aquellos abrazos tan apasionados que le daba la chica, esos besos tan marcados en el cachete y como esta se balanceaba como si fuera su novia.

—Creo que me retiro.

Guillermo continúo su camino, un poco enfadado pero no era para tanto el drama. El chico sentía que ya era hora hacer un poco más abierta la relación y que ambos chicos puedan salir agarrados de la mano, darse besos y presentarse como novios a los amigos.

—¿Y tienes novia? —con poca vergüenza preguntó la chica. Se seguía balanceando mientras que Guillermo seguía caminando y Samuel solo lo veía.

—Novio.

—¿Qué dices? —con asombro preguntó la chica rubia.

—Disculpa, debo alcanzar a mi novio. Sí, el chico flaco y con ojos rasgados es mi novio. Espero verte luego.

Samuel trotó para poder alcanzar a su Guillermo, lo detuvo con su brazo y sin preguntarle tomó su mano. Ambos chicos caminaron hacia la casa de la mamá de Guillermo tomados de la mano.



INSTINTO ANIMAL [W]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora