CAPITULO 4
Después de que Samuel recibiera tal golpe en su cara, ahora ardía en llamas, sentía que la sangre le hervía y que su mente no reaccionaba a su lado comprensivo; quería salir y matar al estúpido de Guillermo después de dejarlo en vergüenza en todo el sector de física, quería salir corriendo pero su orgullo lo mantenía parado ahí junto a Guillermo quien solo se quedó serio.
—Excelente trabajo Guillermo… —dijo el profesor—, primera vez que alguien vence al joven Luque…
—¡No! ¡No! ¡Esto no se quedara así! ¡Pedazo de mierda! —exclamaba con furia Samuel, su corazón se le saldría de tanta rabia que tenía en el fondo de su interior.
Todos ya sabían cómo era Samuel de perdedor, era el peor perdedor de toda la universidad, no le gustaba sentirse humillado mucho menos con un nuevo…
Después de que a Samuel se le bajaran esos humitos de que nadie lo podía tocar, el profesor de física se le acercó… y le pregunto —¿Te gustaría estar en el equipo de quemados? A lo que Guillermo rápidamente respondió ‘’Sí’’
Samuel al fin había llegado su habitación, no quería imaginarse como iba a estar Samuel después de todo lo que sucedió… tal vez estaría ardiendo en llamas y su ira se desquitaría en las cosas Guillermo.
—¡Al fin llegas! —exclamo Samuel recostado en su cama inferior.
—¿Por qué lo dices? —pregunto Guillermo.
—Nomas, nomas… solo quería decirte que hiciste un buen tiro ahora al jugar quemados… —alago Samuel parándose de la cama.
Para Guillermo eso era un tanto extraño, Samuel de Luque felicitando a Guillermo, seria el fin del mundo…Guillermo tenía poco de conocerlo pero eso no le quitaba que ya podía presentir sus malas mañanas y su carácter engañoso.
—Gracias —respondió Guillermo después de recibir tal alago por parte de Samuel.
—De nada… pero te advierto que esto no se queda aquí mi niño… —advirtió Samuel.
—¿A qué te refieres? —pregunto Guillermo.
—Que soy muy vengativo y me gusta vengar lo que me han hecho, recomendaría que te cuidaras la espalda que tengo doce cuchillos que encajar —dijo un tanto extraño Samuel.
Guillermo había quedado con cara de susto, que acababa de decir Samuel, como que tenía doce cuchillos que encajar y como esta eso de que se iba a vengar solo por jugar un estúpido juego de quemados, Guillermo comenzaba a sospechar que Samuel estaba mal de la cabeza.
El sueño ataco a Guillermo quedándose dormido en su cama superior, estaba tan cansando que no quería sabe nada de nadie y mucho menos de Samuel…
—Tengo miedo —dijo Guillermo al levantarse de la cama y ver una foto de el con un cuchillo clavado.